Los siete países más ricos del planeta y varios de los que aspiran a serlo en el siglo 21, entre ellos Brasil, Argentina y México, se reúnen este fin de semana en Berlín en una cumbre del llamado Grupo de los 20 (G20), que pretende convertirse en el foro de referencia Norte-Sur.
Este foro fue creado en 1999 después de que varias crisis financieras recorrieran Asia, Rusia y luego América Latina, poniendo en peligro la estabilidad de la economía mundial.
Su objetivo fue claro: facilitar un diálogo Norte-Sur, pero sobre todo crear un foro mixto -países industrializados mas grandes naciones emergentes- para desactivar ese tipo de crisis.
El G20 incluye al G7 (los siete países más ricos: Estados Unidos, Japón, Gran Bretaña, Francia, Canada, Italia, Alemania), y a China, India, Rusia, Australia, Indonesia, Arabia Saudita, Sudáfrica, Corea del Sur, Turquía y Unión Europea, además de los tres países latinoamericanos.
Todos ellos suman un PIB equivalente al 90% del total mundial, generan las dos terceras partes del comercio mundial y albergan también a las dos terceras partes de la población del planeta.
Se trata sin duda de las 20 economías más importantes del mundo, pero su propio peso y su diversidad pueden constituir una desventaja a la hora de ponerse de acuerdo, o lograr un consenso.
Esta reunión anual del G20 se inicia el viernes, en un hotel de la capital alemana, hasta el domingo, con la participación de ministros de finanzas y gobernadores centrales de los países miembros.
Varios temas serán abordados, según el programa del G20, pero la cumbre se celebra con un telón de fondo de dólar barato (lo que inquieta a los exportadores europeos) y de petróleo caro (varios integrantes del G20 son productores de crudo), que acelera la inflación y afecta el crecimiento de los países consumidores.
"El asunto (del dólar) puede ser debatido" se limitó a decir, diplomáticamente, el secretario de estado alemán de Finanzas, Caio Koch-Wesser.
Pero Estados Unidos, representado en Berlín por su secretario del Tesoro John Snow, no parece dispuesto a asumir críticas sobre un dólar debilitado, según los expertos, debido a los enormes déficits estadounidenses.
"El valor de las divisas debe ser fijado por el mercado abierto y competitivo" dijo Snow antes de llegar a Berlín, aparentemente dando por zanjado el debate.
Petróleo y dólar pueden oscurecer otros asuntos previstos, y que interesan especialmente a Brasil, Argentina y México, los tres miembros latinoamericanos del G20: el combate internacional contra el lavado de dinero, el rol del Estado en el lucha contra la pobreza, la integración regional y, sobre todo, la aplicación de un código de conducta entre países deudores y acreedores para evitar crisis en caso de deudas impagables.
La reunión del G20 debe así debatir asuntos claves como la reducción de la deuda de los países más pobres, la reforma del Fondo Monetario Internacional (FMI) o las llamadas cláusulas de "acción colectiva", que prevén un proceso ordenado en el caso de que un país no pueda hacer frente a su deuda.
"Esto no puede continuar como hasta ahora", dijo recientemente Hans Eichel, ministro de Finanzas alemán, refiriéndose a la experiencia vivida con la deuda de Argentina en mora.
"Los países emergentes se convierten rápidamente en polos de crecimiento global, por lo que nuestro objetivo es de que sean asimismo polos de estabilidad de la economía mundial", explicó el ministro, cuyo país preside este año el G20.
En 2005, la presidencia del grupo será asumida por China, que con 1.300 millones de habitantes y un crecimiento superior al 9%, es el paradigma de una economía emergente.