El arma de fuego que sacó ayer el diputado del Partido Social Cristiano (PSC), Alfonso Harb, en el Congreso Nacional fue para defenderse de los 400 indígenas evangélicos que pugnaban por entrar al Pleno para atentar contra la dignidad de los legisladores. Así lo aseguró esta mañana en Citynoticias (89.3 FM de Guayaquil) el parlamentario.

Luego de sostener que el arma no era suya, Harb explicó que llamó a sus guardaespaldas, que se encontraban en su oficina, y les solicitó un revólver para su defensa. Este acto lo realizó, según narró, luego de que la Guardia Legislativa comunicó “a los 13 ó 14 diputados que se encontraban en el Parlamento, de los cuales siete eran mujeres”, que no podía defenderlos frente a las manifestaciones de un grupo de indígenas que pugnaba por entrar a la sala del edificio Centenario donde sesionaban.

El socialcristiano Xavier Sandoval en diálogo con Citynoticias justificó el accionar de Harb al asegurar que el arma llegó a manos del legislador cuando, terminada la sesión, un grupo de manifestantes pretendía “arrestar a los diputados”. Por ello cree que se debe prestar mayor atención a los incidentes que protagonizaron los diputados Roberto Rodríguez, del Partido Roldosista Ecuatoriano (PRE), y Gilmar Gutiérrez, de Sociedad Patriótica (SP), contra miembros del bloque que apoyó al juicio político del presidente de la República, coronel Lucio Gutiérrez.

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De su lado, el legislador por la Izquierda Democrática (ID) Guillermo Haro indicó también en Citynoticias que algunos parlamentarios cuentan con guardaespaldas, quienes portan armas. Sin embargo, aclaró que este personal no ingresa a las reuniones del Pleno, sino que espera a los legisladores en las oficinas de cada uno de ellos.

En su defensa, Harb explicó que el Código de Ética con que pretenden sancionarlo queda sin efecto ante la figura legal que, según él, existe en la legítima defensa luego de que un grupo de manifestantes amenazaban su integridad. No obstante, el congresista es firme al decir que le importa “un bledo” la sanción porque él como sus compañeros no huyeron, sino que se quedaron como “unos varones y unas damas a defender la democracia”.

Para Harb la intención de los indígenas evangélicos era clara: tomarse el Congreso como pasó el 21 de enero del 2001. Para afirmar ello se basa en las declaraciones que en el transcurso de la semana pasada emitió el presidente de la Federación Nacional de Indígenas Evangélicos (Feine), Marco Murillo, quien se ha mostrado partidario de reformar el organismo en mención.

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Finalmente, el parlamentario no cree que deba ser sujeto de una sanción, aunque explica que no puede ser destituido, sino cesado en sus funciones.