Se firmó convenio provisional para intentar mejorar el servicio en todo el cantón. Usuarios esperan solución.

La escena parece una recreación de Playas de antaño, hace una década o más. El sonido del pito del tanquero se escucha en todo el barrio. El carro cisterna se detiene mientras un joven llena los tanques con agua. El pago es 0,75 dólares por un recipiente de 55 galones que apenas alcanza para el uso diario de una familia de cinco miembros.

A inicios del 2004, los 30 mil habitantes del cantón Playas estaban esperanzados de que su problema de abastecimiento de agua potable iba a solucionarse, que ya no utilizarían el servicio de los tanqueros. Incluso los dueños de los aproximadamente 40 automotores optaron por trasladar su actividad a las parroquias Engabao, de Playas; El Morro y Posorja, de Guayaquil, y otros pueblos.

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El alcalde Gregorio Andrade y funcionarios de la empresa Hidroplayas, que puso a operar el año pasado una moderna planta potabilizadora en el sector de San Antonio, construida con un préstamo brasileño de $ 40 millones, afirmaron en esa época que el agua para Playas estaba garantizada. Solo una oferta.

“La falta de agua es nuestro eterno problema, todos dicen que ya se soluciona y nada”, dice Dominga Franco, residente en el barrio Caracol. Ella muestra un grifo abandonado en el patio de su casa y una planilla de cobro: “No tenemos servicio pero el Municipio nos cobra”.

Alejandro Chila, del barrio Garay, refiere que “si no fuera por los tanqueros Playas se muere de sed, pues las autoridades no hacen nada”. La falta de agua es como una maldición para el balneario, agregan los dos moradores.

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El pasado sábado, un anuncio similar al de inicios de año hicieron el alcalde Andrade y el gerente de la empresa Hidroplayas, cuando suscribieron un convenio de comodato y autorización de prestación de los servicios de agua potable y alcantarillado entre el Municipio e Hidroplayas.

Según el documento, se entrega  -previa resolución del concejo con fecha 16 de marzo de 2004-,  las redes e instalaciones de agua potable y demás bienes valorados en $2´357.945. Así mismo se transfirió  a Hidroplayas la deuda con el Banco del Estado, por la ejecución de la primera etapa del sistema del alcantarillado sanitario.

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Se determina que Hidroplayas “no acarrea ninguna relación laboral o patronal, con los empleados”.

Con este convenio provisional se superó una polémica  que tiene como corolario la escasez de agua potable en toda la población y que generó una reacción de la Cámara de Turismo de Playas y el párroco, Mario Moreno. Incluso se hizo una marcha para exigir soluciones al problema.

El jefe político Alonso Suárez sirvió de mediador para la firma. Él resume el conflicto que dejó sin agua al pueblo más de tres meses: Hidroplayas, empresa constituida por Cedegé y el Municipio, vende el agua a $ 0,30 el m3 a Ecapap, ente municipal que a su vez provee a los usuarios a $ 0,48. Pero como el Municipio no paga a Hidroplayas, esta rebajó la dotación de 5.000 m3 de agua por día a 2.000 m3. La deuda del cabildo es de $ 190.000 a octubre del 2004.

En busca de una solución definitiva, el Concejo acordó, en marzo pasado, concesionar a Hidroplayas las redes de agua potable y alcantarillado, a cambio de la provisión del servicio y el pago de la deuda con el Bede, por el sistema de alcantarillado. Pero el traspaso no se daba y los usuarios fueron los afectados.

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