En Ecuador habitan  2´418.160 jóvenes, según el INEC. Es una generación  influenciada por estilos de vida anglosajones. Con problemas económicos y gustos similares a los de otros jóvenes latinoamericanos.

No muy diferente del resto de jóvenes que habitan en América Latina, con un estilo de vida ceñido a su situación económica y sin muchos ánimos de cambiar el mundo. ¿Te suena familiar? Ese es el perfil de la mayoría de los 2 418.160 ecuatorianos que tienen entre 15 y 24 años.

En total son 104 millones de jóvenes de  entre 15 y 24 años los que habitarán Latinoamérica en el 2005, según un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) de la ONU, elaborado el año pasado. El documento Juventud, pobreza y desarrollo en América Latina y el Caribe habla de una gran diferencia entre las oportunidades, la formación de capacidades individuales y los espacios para realizar las aspiraciones de estos chicos, según un reporte de esta semana de la agencia AFP.

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Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) los jóvenes forman el 20% de la población del Ecuador. Pero no se trata de un colectivo homogéneo. “Más que una juventud,  hay que referirse a tribus juveniles con intereses multifacéticos”, dice el sociólogo Carlos Tutivén. “Caleidoscópicos y camaleónicos”, añade.

Inician temprano su actividad sexual. El 76% tiene su primera relación sexual entre los 15 y 18 años; el 14%, entre los 19 y 24; y, el 10%, entre los 12 y los 14 años, según un estudio realizado por Aprofe entre el 2001 y el 2003.

Lo que preocupa, sostiene María Eugenia Foster, de la Red Nacional de Jóvenes, es el poco uso de anticonceptivos. Solo el 19% de los chicos los utiliza. “Y de ellos, un 35% prefiere el preservativo, un 20% de las chicas la inyección, un 10% pastillas y un 5% algún dispositivo intrauterino”, refiere.

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El hecho de que solo la quinta parte de los jóvenes utilice anticonceptivos se debe, según Foster, al poco acceso que tienen a ellos, ya sea por su costo o “por presiones de tipo social”, explica.

La psicóloga  de niños y adolescentes Ana de Jaramillo opina que la forma de comunicarse en pareja, sexualmente hablando, se ha vuelto más agresiva entre los jóvenes ecuatorianos. “Inician su vida sexual bajo presión de la pareja, y es menos sutil que en los jóvenes de generaciones pasadas. Las chicas  idealizan la maternidad y anhelan tener una pareja estable, pese a la influencia de los modelos globales que les demandan independencia emocional y sexual”, acota.

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La educación no es garantía de un empleo para los jóvenes latinoamericanos. Según la Organización Interamericana de Trabajo, la tasa de desempleo juvenil en la región fue en el 2003- tres veces mayor que la del desempleo adulto.

Más de la mitad de los chicos ecuatorianos ha terminado la instrucción primaria (en el área urbana, el 42% y en el área rural, el 60%), y la tercera parte también culminó la secundaria (31% en el área urbana y en el área rural, 15%). Pero muy pocos acuden a la universidad (14% de quienes viven en el área urbana y solo el 3% de los que habitan en el área rural).

Y esto se debe, a criterio de María Fernanda Pinos, de 21 años, “a que nos toca escoger entre seguir en la universidad y buscar un trabajo, aunque también eso sea una tarea complicada no solo para nosotros”, comenta.

Un 14% de quienes tienen entre  18 y 29 años está desempleado. La tasa de subempleo es del 53%, para los hombres que tienen entre 18 y 29 años, y del 45% para las mujeres de esa edad. “Ese es un problema de la realidad nacional más que del espectro juvenil”, dice Laura Moreno, orientadora vocacional.

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Al igual que los del resto del continente, los jóvenes ecuatorianos dejaron atrás el ideal de cambio social que caracterizó a la juventud de los años 60 y 70. Hoy la mayoría ve con escepticismo la política y la cívica.

“Es por el desencantamiento que, en términos generales, tienen de los políticos. Ellos han sido testigos del derrumbamiento de las grandes ideologías”, refiere Tutivén.

Los jóvenes de los 60 y 70 vivían en una época en la que la lucha de un bando ideológico y otro era más clara. Y la filosofía de izquierda tenía cierto encanto, cierta magia que ellos consideraban posible.

En reemplazo de esas causas, algunos grupos juveniles le apuestan a la conciencia ecológica, a las reivindicaciones de género, a la nueva espiritualidad y a los movimientos sociales de baja intensidad. Muchos son militantes light de lo new age en vez de devotos de una religión.

“Una temporada están en el yoga, otra en el feng shui, otra en el shamanismo, otra en el ateísmo. Las religiones fuertes exigen una disciplina que no están dispuestos a dar”, afirma el sociólogo Tutivén.

Algo que identifica a los jóvenes ecuatorianos es el uso -y abuso- del celular: aunque muchos no firman contratos de telefonía móvil, en realidad son más del 50% de los 2’871.317 usuarios de las tres operadoras celulares que funcionan en el país.

“Los celulares  les dan status. Son un modo de comunicación telegráfica que no sé si podríamos llamar comunicación -porque los diálogos por mensajes escritos no son como las conversaciones meditadas con un café de por medio-. Son una forma de llenar el tiempo. La finalidad del celular está en sí mismo: usarlo, no importa si se transmiten cosas intrascendentes o trascendentales”, dice Tutivén.

Los medios son una de las pocas cosas en común que tienen los jóvenes latinoamericanos. Y, en este punto, juegan un papel fundamental los modelos anglosajones que han trascendido las fronteras. “Si hablas con chicos de la misma edad que provienen de diferentes países de Latinoamérica, todos sabrán quién es Britney Spears, cuál es la película y la serie animada de moda y qué es un Big Mac”, afirma la psicóloga  Ana de Jaramillo.

La cadena MTV llega a 13 millones de hogares en 20 países de habla hispana influenciando también los gustos musicales de los jóvenes ecuatorianos.

“Los jóvenes se fijan mucho en los videos”, sostiene  Lorena Delgado, directora de la radio Punto Rojo, que patrocina grupos de fans y presentaciones de artistas en Guayaquil.  Entre las preferencias de los jóvenes están  el culit dance y el hip hop anglo, según el ranking semanal de esa emisora.

El culit dance es una derivación del reggaeton mezclado con ritmos jamaiquinos, pero mucho más rápido, como la música de  Sean Paul, Andesval, Tego Calderón, Héctor y Tito y Don Omar.

En cambio, el hip hop anglo es lo que interpretan los Black Eyed Peas, Maroon 5 y Hoo Bastank. “Más que letras prefieren ritmos. Y si les gustan las canciones lentas, son temas triviales. Muy pocos piden los clásicos del rock latino y del pop”, sostiene Delgado.

Además de regir gustos musicales y formas de comunicación, la globalización del continente ha influido hasta en la alimentación. Según las cifras del INEC, casi como el resto de jóvenes de América Latina, el  60% de los ecuatorianos que tienen entre 15 y 24 años desayuna, pero no lo hace correctamente, porque solo el 34% de ese total elige tomar leche.  En general, el 90% de ellos come comida casera, y sin embargo, el 40% de ellos no cumple las tres comidas diarias recomendadas.

De los chicos que viven en la ciudad, el 80% incluye en su dieta comida rápida una vez por semana. Solo un 17% de los jóvenes dijo consumir pescado una vez por semana.

El 80% de la juventud latinoamericana vive en ciudades, y está expuesta a los riesgos de la vida urbana: el consumo de alcohol y drogas, las pandillas, y la violencia.

“El joven del sector popular ha sufrido una exclusión sistemática: familias desmembradas, -por la migración o por las crisis conyugales, violencia domestica-, luego recibe una educación que no está acorde a su momento social y, para colmo, es expulsado del mercado laboral”, refiere Tutivén.

“Lo bombardean presiones sociales de cosas que debe tener para ser feliz. Entonces las pandillas se vuelven un refugio problemático que le da el valor agregado de la aventura. Antes, ser como el Che (Guevara) era una aventura y ahora lo es ser pandillero” agrega el sociólogo.

Algo que los especialistas destacan como positivo es que uno de cada tres jóvenes practica algún deporte, según datos del INEC. Y la mitad de los chicos que se dan tiempo para esta actividad, lo hace más de un día a la semana.

Pero, según cifras del INEC, la cuarta parte de los jóvenes ecuatorianos consume alcohol. “El alcohol, como toda droga social, es una evasión. Yo creo que evaden el vacío”, afirma el sociólogo Tutivén.

¿Un vacío causado por el exceso de consumismo, de  imágenes, de  extroversión?. Adriana Merino, de 17 años, reflexiona: “El mundo parece ordenar que uno se divierta y como no siempre puedes hacerlo, te sientes un poco solo”.