Nigeria convocó el domingo a una reunión cumbre de líderes africanos para analizar la crisis de Costa de Marfil, cuyo líder no asistirá ya que permanece recluido en su mansión rodeada de milicianos que temen un golpe de estado.
 
Costa de Marfil dijo que enviaba al presidente de la Asamblea Nacional, Mamadou Koulibaly, al encuentro convocado por el presidente nigeriano Olusegun Obasanjo en la capital de Nigeria, Abuja.
 
“El país está en crisis. Él prefiere permanecer aquí, estar preparado para cualquier eventualidad”, manifestó Desire Tagro, portavoz del presidente de Costa de Marfil, Laurent Gbagbo.
 
Francia ha expresado que considera a Gbagbo personalmente responsable por los mortíferos enfrentamientos recientes entre efectivos de su gobierno, sus partidarios y soldados franceses. El presidente de Costa de Marfil no habría salido de su mansión desde que comenzó la crisis, el 6 de noviembre.
 
Por temor a un golpe de estado francés, una milicia que apoya al gobierno ha prometido mantener una vigilia constante en los alrededores de la residencia de Gbagbo.
 
El sábado en la noche, Gbagbo despidió a un general moderado que gozaba de cierta popularidad y estaba al frente del ejército, y lo reemplazó por un militar radical.
 
El nuevo comandante en jefe, el coronel mayor Phillipe Mangou, fue el comandante responsable de una campaña aérea de hace dos semanas sobre el norte del país, controlado por los rebeldes. Los ataques rompieron un cese del fuego de más de un año y representaron el reinicio de una guerra civil que comenzó en septiembre del 2002.
 
Los aviones de Costa de Marfil bombardearon un puesto militar francés en el norte del país el 6 de noviembre, durante el tercer día de la campaña aérea.
 
El ataque aéreo mató a nueve soldados de paz franceses y a un trabajador de emergencia estadounidense. Como respuesta, Francia destruyó la flamante flota área de este país africano, provocando ataques contra extranjeros.
 
No se reportaron muertos entre los franceses ni entre los extranjeros en esos enfrentamientos callejeros. Los hospitales confirmaron que al menos 17 personas fallecieron, casi todas oriundas de Costa de Marfil.
 
Según el gobierno, 62 de sus partidarios murieron. Las protestas callejeras culminaron abruptamente el jueves.
 
Por otra parte, el presidente sudafricano Thabo Mbeki se reunió el domingo con líderes de la oposición de Costa de Marfil como parte de los esfuerzos para terminar con el resurgimiento de la violencia, de acuerdo con la prensa de su país.
 
Mbeki lidera un esfuerzo de líderes regionales para encontrar una solución definitiva a los dos años de guerra civil de Costa de Marfil, en medio de preocupaciones de que la última ola de violencia en un país que fue uno de los más estables y prósperos de África, pueda extenderse al resto del oeste africano.