Miles de hermanos colombianos han cruzado la frontera obligados por las circunstancias, ya que vivir en paz se les había hecho imposible. La guerrilla destruía sus propiedades, reclutaba a sus hijos, asesinaba a los que ponían resistencia, se vivía entre el temor y la muerte.

Bienvenidos les hemos dicho, pero reglamentemos su estadía, y qué mejor momento para el Gobierno que impulsar la agricultura e industrias derivadas. Esta gente es casi toda dedicada a las labores agrícolas, y las provincias fronterizas tienen grandes extensiones de verdaderos latifundios que deben producirse para el desarrollo de la economía del país, en vez de tener tierras improductivas.

Grandes áreas en donde pueden vivir y trabajar, naturalmente con normas legales.
La producción daría un margen de utilidad tanto a los que trabajen como al Estado ecuatoriano. Si Ecuador pone las tierras es justo que Colombia invierta en infraestructura, haciendo una carretera hasta la zona de desarrollo para sacar la producción, construir canchones para habitación y maquinaria para el cultivo, electricidad, agua y otras necesidades.

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Sería una política de Estado que el Gobierno debe desarrollar en todas las regiones del país, como por ejemplo en la península de Santa Elena donde hay 40.000 hectáreas esperando ser cultivadas. Para ser competitivos trabajemos en la tierra, que la naturaleza nos ha bendecido.

Lcdo. Enrique Arteaga G.
Guayaquil