El hacinamiento es un problema en el sector. Las familias habitan en casas de 30 y 50 metros cuadrados.

Dos paredes de caña de 4,80 metros de largo y otras dos de 5 metros forman la vivienda de la familia Avilés Chóez, en el barrio Popeye del sector de Fertisa.
La casa, pintada de celeste pastel y de un área de 48 metros cuadrados –incluido el patio–, no tiene más que una división en su parte central para separar las dos camas existentes de la cocina, las butacas de la sala y la mesa de comedor. Todo está situado en el mismo espacio, junto a un cilindro de gas, un coche de bebé, cajas de cartón con ropa y un vetusto armario.

El baño (una letrina que desfoga en un pozo séptico) se encuentra en el patio trasero, rodeado de un tanque de agua y botellas plásticas donde se almacena el líquido para reserva. Es que el servicio, dice Sandy Chóez, dueña de la casa, llega solo a las 02h00 y por medio de una bomba.

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En esas condiciones habitan seis personas de la familia: ella, su esposo Mariano Avilés, sus hijos de 15, 13 años y 2 meses, y su madre Petita Martínez. El galeno Luis Argudo, médico de la Subsecretaría de Salud, dice que son precisamente esos factores de hacinamiento y de poca ventilación los que propagan enfermedades infectocontagiosas como paludismo, leptospirosis y meningococemia.

Él y otros 39 promotores de salud recorrieron ayer la cooperativa Carlos Guevara Moreno y sectores considerados de riesgo para entregar trípticos informativos y dictar charlas a la comunidad.

La actividad es parte del cerco epidemiológico que se realiza desde el martes en el sector, ante un rebrote de meningococo que se produjo el lunes pasado, catorce días después del fallecimiento de una menor de 7 años, alumna de la escuela Juana Grijalva, a causa de la enfermedad.

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Esta vez el afectado es un menor de 4 años que se encuentra en estado de coma en el área de terapia intensiva del hospital Francisco de Ycaza Bustamante. La doctora Alba Franco, subdirectora de la casa de salud, dice que tiene meningitis, que es la condición más agresiva de la meningococemia, una infección de las meninges, la membrana que recubre el cerebro.

De ahí que los médicos consideren que son escasas las posibilidades de que salga de ese estado. Sus padres Javier Villamar, payaso de profesión, y Marina Espinoza, ama de casa, están conscientes de la situación y ayer llevaron al sacerdote del hospital para bautizarlo.  Ellos y sus hijos de 9 y 7 años recibirán tratamiento para evitar el contagio y desarrollo de la bacteria, en caso de que la tengan.

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Aunque el menor no era alumno de la escuela, su hermano de 9 años era compañero de la menor que falleció; además acompañaba todos los días a su madre a dejarlos hasta el plantel.

El niño afectado vive en la casa aledaña a la de los Chóez y, aunque su vivienda es la más grande del sector (de 4,80 metros por 10) y solo está integrada por cinco miembros, carece de los mismos servicios. Esto contribuye a la incubación de la bacteria, agrega el doctor Wilson Tenorio, jefe del salud de Fertisa, porque existe un contacto muy cercano y no hay buena higiene.

El cerco epidemiológico se mantendrá el fin semana.

APUNTES

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Aseo
Los médicos recomiendan mantener las viviendas limpias y el aseo personal de los moradores debido a las carencias de servicio y de espacio a las que están expuestos. Además llevar un buen régimen alimenticio basado en frutas y vegetales.

Sospecha
El Hospital del Niño realiza un seguimiento del caso para ubicar a las personas que mantuvieron contacto directo con el menor. Un primo suyo se encuentra asilado con sospecha de meningococo. El cultivo se lo envió al Instituto de Higiene y hoy se tendrá un resultado.

Ayuda
El niño de 4 años se encuentra en terapia intensiva y recibe medicamentos costosos.

Si alguien desea colaborar puede comunicarse con el (09)864-8934.