Un dramático y pormenorizado informe sobre la prisión y torturas a 35.000 chilenos durante la dictadura de Augusto Pinochet fue entregado ayer al presidente Ricardo Lagos, que calificó al documento como un nuevo paso para avanzar en el conocimiento de la verdad, justicia y reparación de las víctimas.

“Este es un paso muy importante para Chile. Creo que debemos estar orgullosos.  ¿Cuántos países se han atrevido a mirar en profundidad su historia?”, cuestionó Lagos.

“Chile se atreve. Es un país sólido, estable, que puede conocer”, se respondió el Mandatario.

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El documento, que se divulgará dentro de algunas semanas por el gobernante, fue elaborado por una comisión de ocho personas presidida por el obispo católico Sergio Valech, e incluye indemnizaciones simbólicas a las víctimas.

El documento no solo contiene los testimonios de más de 35.000 chilenos que  sufrieron la violación de sus derechos básicos durante la dictadura de Pinochet (1973-1990), sino que además detalla los métodos utilizados.

Dirigentes de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos consideraron el informe como  histórico y alrededor de medio centenar de ellos se apostaron frente a la sede de gobierno de La Moneda, enarbolando un cartel que proclamaba: “Contra la tortura y la impunidad, juicio y castigo”.

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Entre las torturas aplicadas figuró el “pau de arara” enseñado a interrogadores chilenos por torturadores brasileños, en el que la víctima colgaba atada a un palo.
El ex jefe de la policía civil y ex gobernador de Santiago, Alfredo Joingnant, contó ayer que había sufrido ese tormento.

También fueron frecuentes los usos de corriente eléctrica aplicada en genitales y partes sensibles de los prisioneros de ambos sexos.