Asumir y anunciar la muerte de Yasser Arafat, agonizante en Francia, sigue representando un tabú para los dirigentes palestinos quienes sin embargo aceleran en Ramala (Cisjordania), ante la  incredulidad de los ciudadanos, los preparativos del funeral, el entierro y la sucesión política.
 
"Arafat sólo espera el anuncio de su propia muerte. Ahora ya casi todo está  arreglado, debe ser cuestión de horas", explicó un miembro del Parlamento  palestino a su llegada este miércoles a la Muqata, el cuartel general del  dirigente palestino en Ramala.
 
Los integrantes del comité central del Fatah, movimiento al que pertenece  Yasser Arafat, y de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) se  reunieron en la Muqata para aclarar puntos de la transición política y de los  funerales del dirigente palestino.
 
Pese al siniestro orden del día y las lágrimas mal escondidas en los  pasillos de este cuartel general en ruinas, ninguno de los dirigentes asume  ante la población la desaparición del dirigente.
 
Arafat está en coma, su estado es reversible, se encuentra desahuciado,  abre los ojos, se recupera, está clínicamente muerto: Las informaciones  contradictorias divulgadas por miembros del gobierno palestino en los últimos  15 días tampoco ayudaron a calmar a la población.
 
"Nuestra fatwa (decreto religioso) prohíbe matar por compasión. El caso de  Abu Ammar (nombre de guerra de Arafat) no es el primero y no se le puede  desconectar de los aparatos que le mantienen con vida", declaró a la AFP Ikrima  Sabri, mufti de Jerusalén y los territorios palestinos, que participó en la  reunión.
 
Según esta autoridad religiosa, "sólo Dios y en ningún caso la familia  decide la muerte" de un paciente en coma.
 
En este caso, la agonía de Arafat podría prolongarse durante meses, pese a  que la llegada a París de Taysir el Tamimi, responsable religioso de los  territorios palestinos, podría ser signo de un anuncio oficial e inminente de  su deceso.
 
La noticia oficial del fallecimiento del dirigente palestino parecía que  iba a confirmarse este miércoles por la mañana en Ramala. A las puertas de la  Muqata, centenares de periodistas del mundo entero aguardaban una simple  confirmación de la noticia pero la reunión de los responsables del Fatah y la  OLP se alargaba inexplicablemente.
 
Según varios diputados que abandonaron el lugar, el punto más conflictivo  en el orden del día está siendo la elección del número dos de la OLP, Mahmud  Abbas, alias Abu Mazen, como nuevo líder de esta organización.
 
Cómo única respuesta a la incertidumbre, dos excavadoras entraron en el  complejo de la Muqata, posiblemente para retirar escombros en vistas del  cercano entierro del líder en la ciudad.
 
Al mismo tiempo en Jerusalén, Israel terminó dando su visto bueno el  miércoles al entierro de Arafat en la Muqata, donde estuvo confinado en los  últimos años y que se convirtió en un símbolo de resistencia.
 
"No cabe ninguna duda de que si el presidente fallece, será enterrado en la  Muqata", anunció Saeb Erakat subrayando el si condicional.
 
Según los responsables palestinos, Ramala sería un lugar provisional a la  espera de poder trasladar un día su tumba a Jerusalén.
 
"Sus últimas voluntades son claras y según las leyes islámicas, todo   musulmán que muere lejos de Jerusalén tiene derecho a ser enterrado en esta  ciudad", aseguró Ikrima Sabri.
 
Mientras tanto, Egipto se ofreció para celebrar el funeral del líder  palestino para que puedan acudir a él los líderes políticos que así lo deseen.
 
"Tenemos tumba, funeral, nuevos dirigentes y futuras elecciones en el  horno. ¿A qué esperan para anunciarnos su muerte?", se preguntaba un grupo de  vecinos de Ramala a las afueras de la Muqata.