El ritmo de trabajo en las calles Nueve de Octubre y Pichincha, en el centro de la urbe, ha disminuido en los últimos 4 años para un grupo de 20 cambistas informales.

Ellos dejaron de cambiar los dólares que los migrantes enviaban desde Estados Unidos y están dedicados a la venta y  canje de euros, la moneda que circula en España e Italia, donde se concentran los ecuatorianos en busca de empleo.

La cifra de trabajadores era superior entre 1989 y 2000 cuando funcionaba la Asociación de Cambistas 25 de Agosto, que comercializaba dólares. “Por aquella época había más de 100 afiliados, todavía circulaba la moneda ecuatoriana y nuestros ingresos económicos eran buenos”, indica con gesto de resignación William Orellana, quien se inició en este trabajo hace 15 años.

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Él al igual que sus otros compañeros prefirió quedarse en los alrededores del Banco Central, porque –dice– no hay trabajo y siempre ha estado vinculado al comercio.

Orellana aún conserva la credencial de la asociación en su billetera “por cualquier emergencia”. Es que, según él, personal de Más Seguridad realiza constantemente batidas para detectar personas dedicadas al negocio.

La ausencia de los cambistas es notoria en el centro. En la calle Pichincha, entre Elizalde y Nueve de Octubre, se observa durante la mañana dos o tres de estos ofreciendo sus servicios. “Antes no se podía transitar por el lugar y las calculadoras y los fajos de billetes eran evidentes a cada paso”, señala una ciudadana, que acudió al sitio y prefirió mantener su nombre en reserva.

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Ella cambió 400 euros que un familiar le envió de Madrid. Por el monto recibió cerca de 500 dólares.

La moneda llega a Ecuador por medio de casas de cambio, bancos o cooperativas que mantienen sucursales en el exterior, especialmente en España, donde radican –al menos– 220.000 ecuatorianos.

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Para Brynner Palacios no hay mucho movimiento con el euro, pese a ser la única moneda con la que trabajan. Dice que sus ganancias no llegan a los 10 dólares diarios. “Por cada euro que compramos en  1,16 dólares debemos entregar más dinero y ganamos entre 1 y 2 centavos por transacción”, indica.

Por eso a Roberto Ruiz, otro de los cambistas, le resulta mejor trabajar con cheques de empresas. “Aquí vienen personas a cambiar sus cheques y yo les ahorro su tiempo de ir al banco. Mi ganancia es del 3% por cada uno”.

Pese a lo poco rentable, todos coinciden en que no dejarán la actividad porque es su único sustento.