El Gobierno interino de Iraq declaró ayer en estado de emergencia por 60 días a todo el territorio iraquí, excepto las áreas controladas por los kurdos, en el norte.

La Liga Árabe llamó al Gobierno iraquí al “diálogo” para “restaurar la seguridad”, pero el primer ministro Iyad Alawi afirmó que la única opción es el estado de emergencia.

El decreto otorga a Alawi amplios poderes, entre ellos el de imponer el toque de queda, lanzar órdenes de detención, restringir la libertad  de reunión y de desplazamiento y proceder a escuchas telefónicas.

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La decisión se tomó tras el asesinato de al menos 27 policías iraquíes en ataques en la provincia de Al Anbar. En otros ataques murieron tres oficiales de policía de la provincia de Diyala, doce miembros de la Guardia Nacional iraquí en Nayaf,  dos soldados de EE.UU. murieron en ataques separados y dos camioneros, un iraquí y un turco que trabajaban para el ejército norteamericano.

El sábado, 26 policías y guardias nacionales murieron por la explosión de  cuatro coches bomba y en ataques contra puestos de policía en Samarra, 125 km al norte de Bagdad, ataque que fue reivindicado por el grupo del islamista Abu Musab Al Zarqawi, considerado por los estadounidenses como su principal enemigo en Iraq y que tendría su base en la ciudad rebelde de Faluja.