La situación en Costa de Marfil estaba ayer “bajo control” pero sigue siendo “tensa”, tras los combates del sábado entre tropas de Francia y del Gobierno marfileño que dejaron 9 militares franceses muertos, informó ayer la ministra francesa de Defensa, Michéle Alliot-Marie.

En el incidente, un puesto francés fue bombardeado por las fuerzas del Gobierno marfileño y en respuesta los soldados galos derribaron dos aviones de combate y cinco helicópteros, anulando a la Fuerza Aérea marfileña.

Abiyán, la capital económica del país, fue escenario la noche del sábado de pillajes, saqueos y ataques contra los residentes galos y sus propiedades.

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Desire Tagro, vocero del presidente Laurent Gbagbo, anunció la retirada de las fuerzas gubernamentales a sus posiciones iniciales, fuera de la zona que es vigilada por las fuerzas francesas y los cascos azules de la misión de paz de Naciones Unidas y denunció que Costa de Marfil se enfrenta a una agresión de otro país.

“Informamos al mundo entero de que Francia ha llegado para atacarnos”, agregó.

El presidente del Parlamento de Costa de Marfil, Mamadu  Kulibaly, advirtió que “Costa de Marfil será para Francia peor que Vietnam”.

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El ministro francés de Relaciones Exteriores, Michel Barnier, excluyó ayer la evacuación de los aproximadamente 15 mil ciudadanos galos que viven en el país africano, ex colonia francesa, dijo que el ataque fue realizado de forma “deliberada”.

El primer ministro francés, Jean Pierre Raffarin, afirmó en Poitiers, Francia, que su país “con el respaldo de la ONU defiende el estado de derecho” en  Costa de Marfil y que se movilizó “para evitar una guerra civil”.

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Ayer 400 soldados franceses llegaron para unirse a otros 4.000 militares galos de la operación Unicornio, que controlan puntos estratégicos de Abdiján, entre ellos el aeropuerto internacional.

Más de 150 extranjeros se encuentran agrupados en un campamento militar francés cerca del aeropuerto.

La Unión Africana (UA) condenó la violación del cese el fuego y designó al presidente sudafricano, Thabo Mbeki, para encabezar una misión de mediación.

En Ciudad del Vaticano, el papa Juan Pablo II pidió ayer el fin de los enfrentamientos en Costa de Marfil donde una tregua de 18 meses con los rebeldes quedó destruida.

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“Expreso mi preocupación por las graves noticias procedentes de Costa de Marfil, donde la violencia ha causado nuevas víctimas”, dijo el Papa a los fieles en la plaza de San Pedro. “Que las armas se silencien, se respete el acuerdo de paz y se reanude el diálogo”, agregó el Pontífice.