Con una eucaristía en la catedral La Inmaculada y la colocación de ofrendas florales ante la imagen donde reposan los restos del santo Hermano Miguel, ayer se recordaron los 150 años de su natalicio.

En las primeras horas de la mañana varios feligreses, que no conocían la fecha que se recordaba, se acercaron  hacia la imagen del que es considerado patrono de la educación.
Martha Cabrera colocó  una flor en el sitio y oró para conseguir del santo que su hijo de 18 años deje el vicio del alcohol y se dedique a sus estudios.

La mujer entre sollozos admitió que no ha tenido las posibilidades económicas para  educar a su hijo en un buen colegio y ahora se acoge a la voluntad divina para pedir por el bienestar de su vástago.

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Homilía

El arzobispo de Cuenca, monseñor Vicente Cisneros, presidió la eucaristía en homenaje al santo Hermano Miguel, a la que asistieron estudiantes y público en general, la mayoría de los cuales se ubicó en el altar dedicado al santo y que lució adornado con ramos donados por las vendedoras de la Plazoleta de las Flores.

En honor al santo  Hermano Miguel se han construido varios monumentos  en la Catedral, sector de la Nueve de Octubre, en la plazoleta que lleva su nombre y en la vivienda  ubicada en la calle Bolívar, antes conocida como Calle Real, donde nació  el 7 de noviembre de 1854.

En el patio central de este inmueble, rodeado de rosales, se encuentra la  imagen de la Virgen con el pequeño Miguel cuando tenía 5 años, y según cuenta la historia en ese lugar su devoción incomparable por la Virgen María, hizo que Ella se le apareciera y  aliviara sus dificultades para caminar.

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La vivienda, de dos plantas y que fue construida en el siglo XVIII, es actualmente la sede de la Curia Arquidiocesana de esta ciudad. Perteneció a los abuelos de  Francisco Febres Cordero o Hermano Miguel.