¿Se imaginan una camioneta llena de alimentos por diez dólares? Carla Sarlenga, de ‘24 horas’ (Teleamazonas), nos plantea la pregunta en el tono de quien se dispone a contarnos una buena noticia. Y vaya que parece buena: una camioneta cargada, según precisa el reportaje, con diez quintales de alimentos, ¡por diez dólares! Suena inverosímil, pero es cierto, ocurre. ¿En dónde? En Pimampiro, provincia de Imbabura. Pero no es una buena noticia y el reportero, a diferencia de la presentadora, está consciente de ello.

Sucede que, para sacar sus productos al mercado, los pequeños agricultores de esa zona dependen de los intermediarios, que los explotan. Se ven obligados a vender por un dólar cada quintal de papas y de cebollas que en la ciudad llegan al consumidor a un precio de 18 o 20 dólares. Es una de esas desproporciones monstruosas de nuestro inequitativo mercado interno. Los campesinos cuentan su historia ante las cámaras. Hablan con lágrimas en los ojos.

De regreso al estudio, Carla Sarlenga apenas si se detiene un par de segundos a reflexionar sobre la injusticia de lo que acaba de presenciar y, de inmediato, pasa a considerar (con la misma sonrisa y el mismo tono que al inicio) el lado bueno de la noticia. Este se resume en una recomendación comercial dirigida a las desaprensivas clases medias que la escuchan: cualquier fin de semana, dese una vuelta por Pimampiro y aproveche los precios.
Vaya, lleve su camioneta, insiste Bernardo Abad, “y pague no diez, sino, digamos, veinte dólares”. Así los ayuda a ellos y se ayuda a usted.

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En otras palabras: vaya a Pimampiro, explote a los campesinos pero explótelos un poco menos que los intermediarios (se lo van a agradecer), sienta la satisfacción de hacer una obra de caridad y coma casi gratis. Eso es servicio a la comunidad made in Teleamazonas, compromiso social para el país de Miss Universo en tiempos de TLC.