El Grupo de Rio (G-Rio) mantuvo su decisión  de crear un mecanismo para facilitar la solución de la crisis política en  Ecuador, desestimando las objeciones planteadas por el ministro de Gobierno ecuatoriano, Raúl Baca Carbo, en contra de intervenciones externas. 
 
A pedido del canciller ecuatoriano Patricio Zuquilanda, los presidentes del  G-Rio crearon "un mecanismo que contribuya de inmediato a facilitar el diálogo"  en ese país, donde el presidente Lucio Gutiérrez enfrenta un pedido de  destitución por parte de la oposición. 
 
Esa crisis impidió la presencia de Gutiérrez en el G-Rio y Zuquilanda, que  lo representó, pidió al canciller argentino, Rafael Bielsa, que encabezara una  delegación de diplomáticos para viajar a Ecuador y facilitar el diálogo entre  las partes. 
 
En Quito, el ministro Baca Carbo expresó el jueves su desacuerdo con esa gestión.  "No tengo ningún reparo en señalarlo, este problema es interno, tenemos que  resolverlo los ecuatorianos", afirmó. 
 
Pero Bielsa replicó este viernes en la rueda de prensa final del G-Rio que  "las palabras de un canciller en el extranjero obligan al país respecto del  cual el canciller manifiesta. El resto son problemas internos". 
 
Aclaró que "en ningún caso se trató de un pedido de mediación, sino de  participación para apoyar el diálogo". 
 
La decisión adoptada por el grupo está orientada "a asegurar la  preservación en Ecuador de los principios que inspiran al Grupo de Rio y que se  encuentran consagrados en la Carta Democrática Interamericana", según el  comunicado conjunto. 
 
La secretaría pro-témpore del grupo -que será asumida por Argentina- está  encargada de realizar consultas para crear ese mecanismo "contando con el apoyo  de otras instancias, como la Organización de Estados Americanos", agrega. 
 
El presidente peruano Alejandro Toledo dijo que la idea de facilitar el  diálogo en Ecuador refleja la "preocupación de los jefes de Estado porque se  respete la institucionalidad democrática y que se respete la voluntad de  aquellos que votaron" por el mandatario ecuatoriano. 
 
"Desestabilizar al gobierno es dar una mala señal, porque ahuyenta  inversiones", opinó Toledo.