Es poco lo que se sabe sobre la vida de la actriz francesa, quien es madre de dos hijos: Christian Vadim y Chiara Mastroianni.
La primera biografía de la reina del cine francés, Catherine Deneuve, que siempre se ha mostrado poco dispuesta a hablar de su vida privada, salió ayer a la venta en las librerías de su país. Pese a la brillante y prolífica carrera de Deneuve, no se había publicado aún ninguna obra importante sobre este mito de la cinematografía, y la que se publica no cuenta con la participación de la actriz, de 61 años.
“No me gusta hablar de mí”, respondió a las peticiones en ese sentido del autor de Catherine Deneuve, una biografía, el redactor jefe de Sociedad del diario comunista L’Humanité, Alexandre Fache. De la vida privada de la actriz, madre de dos hijos, Christian Vadim y Chiara Mastroianni, ha trascendido poco, porque Deneuve se ha esmerado siempre en proteger a su familia de las indiscreciones de la prensa.
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Pero, lo que sí se sabe es que es una mujer apasionada. Tras dejar la casa familiar con solo 17 años para vivir con el director Roger Vadim, mantuvo relaciones sentimentales con el fotógrafo inglés David Bailey, el cineasta francés François Truffaut y el actor italiano Marcello Mastroianni.
Sin embargo, la biografía no ofrece revelaciones, sino que Fache se contenta con recontar la carrera de la actriz junto a los detalles de su vida privada que Deneuve ha dejado conocer en el transcurso de los años.
Nacida el 22 de octubre de 1943, Deneuve debutó en el cine en 1956, desde cuando no ha dejado de figurar entre las más famosas actrices. En más de 40 años de carrera, la actriz ha filmado unas 90 cintas, de las cuales 26 superaron el millón de espectadores, lo que le otorgó una popularidad sin igual entre los franceses.
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A pesar de todo, su mayor éxito comercial lo consiguió recientemente, en el 2002, con 8 femmes, de François Ozon, y nada indica que tenga el más mínimo interés por poner fin a su brillante carrera. Deneuve fue musa del director español Luis Buñuel, con el que rodó Tristana (1970) y Belle de jour (1967), y sus comienzos en el cine también estuvieron marcados por Les parapluies de Cherbourg (1964), de Jacques Demy, y Repulsion (1965), de Roman Polanski.
Recientemente encarnó a María Bonaparte, la célebre paciente del padre del psicoanálisis, Sigmund Freud, en una serie de televisión, medio para el que trabajó por primera vez en el 2002, en Les liaisons dangereuses, junto a Nastassja Kinski y Rupert Everett.