Citizen Kane (El ciudadano Kane) es la película en DVD que mañana Diario EL UNIVERSO pondrá a la venta como parte de su   colección ‘Joyas del Cine’. Tiene un costo de $ 3,99.

Cada década la afamada revista británica Sight and Sound selecciona a un grupo de 250 críticos de cine y directores del cine mundial para realizar una tradicional votación donde se eligen las películas y los directores más importantes de la historia. En su edición de septiembre la ocasión coincidió con el 70º aniversario de la revista y el resultado es francamente demoledor. “Lo que este resultado nos deja” –dice el editorial– “es que mientras el canon del cine se ha solidificado en una concordancia general, casi no existe un consenso de algo significativo en las películas vistas después de 1980”.

Muchos de los encuestados nacieron algún tiempo después del año de producción de algunas de las películas, lo que no ha afectado de ninguna manera su decisión de buscar en los viejos maestros las obras inmortales. Pero, sí hay una gran triunfadora, esta es Citizen Kane (El ciudadano Kane) y el legendario Orson Welles, su director, protagonista y libretista, que ocupan el primer lugar en las listas de críticos y directores, hazaña que se ha repetido desde hace 40 años en las encuestas anteriores de Sight and Sound.

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Kane fue la primera película de Welles, que en 1940 a los 25 años y después de una meteórica carrera en el teatro de vanguardia en Nueva York –donde había formado su propia compañía teatral– fue contratado por los estudios RKO para lanzarse a Hollywood. Antes de eso, Welles también armó un tremendo revuelo cuando se transmitió su dramatización radial de La guerra de los mundos y miles de aterrados neoyorquinos huyeron de la ciudad creyendo que los marcianos habían aterrizado en Central Park.

El tema escogido para su debut cinematográfico era digno de este “niño terrible”: nada menos que una ficción inspirada en la vida de Randolph Hearst, el zar de la prensa de EE.UU., que desde el primer momento le declaró la guerra al proyecto, temiendo chocantes revelaciones de su borrascosa carrera política y sentimental. La película se estrenó en 1941 tras una aparatosa campaña publicitaria. Más de 60 años después de su estreno, Citizen Kane sigue brillando con una luz propia que no admite paralelos. La película desborda la energía visual de un creador inigualable que no vacila en mezclar elementos del cine documental para narrar una historia de ficción de la manera más innovadora.

Welles encarna a Kane desde su juventud hasta su muerte a los 80 años, en la multifacética personificación del magnate inescrupuloso que finalmente se convierte en recluso de Xanadú, el fantasmagórico palacio donde evocará las memorias de una infancia perdida.

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En las palabras del crítico David Thomson: “Kane es más un autorretrato acerca de Welles que del propio Hearst –quien era un hombre ansioso y sin humor– porque los varios puntos de vista en el filme están impregnados de los recuerdos del protagonista, como si toda la película fuera el sueño que él tuvo antes de morir... Se puede decir sin reparos que este es el filme que más ha influenciado a los cineastas del mundo desde su aparición. Citizen Kane expresa la naturaleza privilegiada del cine para iluminar el abismo entre la realidad y las fuerzas más misteriosas y emotivas”.

Este artículo fue publicado originalmente  el domingo 1 de septiembre del 2002.