El presidente estadounidense, George W. Bush, triunfó ayer en cuatro de los cinco estados en los que la comunidad hispana  determina los resultados y solo le faltaba sumar Nuevo México, aún  indeciso, para lograr un éxito total.

El triunfo más claro e importante fue en Florida, donde hace cuatro años, el presidente republicano se impuso tras un polémico recuento de los votos que le dio el triunfo por 537 votos.

Durante toda la campaña, Bush y John Kerry, su rival demócrata, invirtieron  energía y dinero para captar el voto de la comunidad latina.

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El mandatario conservó Colorado y Nevada, dos estados a los que los demócratas habían dedicado intensos esfuerzos para tratar de arrebatarlos a los republicanos. Bush ganó asimismo en Arizona.

Según una encuesta del Instituto William C. Velásquez, Kerry ganó el voto hispano nacional con 63% de las intenciones de voto, frente a 37% para Bush, que conservaría de esa forma un importante apoyo en dicha comunidad.

Analistas habían señalado antes de las elecciones que era primordial para los demócratas no permitir que Bush sobrepase el límite de 30% del voto hispano si quería la presidencia de EE.UU.

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Tanto republicanos como demócratas confiaban en que el voto de la  comunidad hispana, la minoría más importante de EE.UU. con cerca de 40  millones de personas y diez millones de votantes inscritos, les daría la victoria.

Senadores hispanos
Los hispanos registraron buenas noticias en estas elecciones pues contarán, luego de 28 años, con dos representantes en el Senado:  el demócrata de  origen mexicano Ken Salazar, que ganó en Colorado y el republicano de origen cubano Mel Martínez, ex secretario de  Vivienda de Bush, que triunfó en Florida.