La delegación de  La Provience llegó  el 18 de octubre a la ciudad. Retornará a su país este jueves.

Una agenda agitada que combina estudios, tours y diversión cumplen desde hace dos semanas  17 estudiantes franceses.

Ellos arribaron a la ciudad el 18 de octubre anterior en compañía de sus profesoras Lidia Riscos y Regine Terrien. Son alumnos de entre 14 y 16 años del Instituto Católico La Provience, situado en Dieppe, Normandía.

Publicidad

Su visita forma parte del  programa de intercambio cultural del Instituto Particular Abdón Calderón (IPAC), pues jóvenes de esta unidad educativa viajaron a Francia en marzo pasado.  

Los 17 franceses comprenden el castellano con dificultad.
Prefieren comunicarse  con los demás a través de señas o por medio de su profesora, Lidia, quien es oriunda de Barcelona, España.

Su estadía en el país es breve pues este 4 de noviembre regresarán a Francia para continuar con sus estudios, pero mientras eso suceda están ansiosos por seguir conociendo  Ecuador.

Publicidad

“Queremos conocer todo, pero ellos deben también recibir clases como lo hicieron los ecuatorianos cuando estuvieron allá”, asegura Riscos.

Es por eso que estos jóvenes reciben  clases junto con los ecuatorianos que el pasado mes de marzo viajaron a Dieppe para estudiar en La Provience.

Publicidad

“Algunas de las caritas que vemos aquí son muy conocidas y muy queridas por nosotros. Nos hemos reencontrado”, señala Riscos.

Uno de los rostros a los que se refiere es el de Guido Robayo (15), estudiante de tercer año del IPAC. Él estuvo en La Provience en marzo y durante su estadía permaneció en casa de Víctor Icherer (14), uno de los franceses que ahora visita Guayaquil.

El joven  tiene un grato recuerdo de Francia. Dice que la familia de Víctor fue amigable. “Me llevaron a conocer  muchas partes. Lo que más recuerdo fue los paseos por París”, afirma.

Agrega que retribuye esa atención a Víctor con un viaje por la costa y con paseos en la ciudad.

Publicidad

El caso de su compañero de aula Diego Sánchez (13) es similar.
Él relata que cuando viajó a Francia y se hospedó en el hogar de Nicolas Nornand (14) no tuvo tiempo para extrañar Guayaquil.
“Estuvimos de un lado al otro. Entre el colegio, los juegos y paseos no nos quedó tiempo para extrañar a nuestras familias”, sostiene sonriendo.

Esas son las expectativas que  Nicolas dice tener  ahora. Viajar,  conocer y divertirse en la ciudad hasta el último día de su permanencia. Aunque sabe que el tiempo apremia, quiere disfrutar cada minuto de su estadía en la ciudad y regresar a su país con gratos recuerdos guayaquileños.