En las obras ‘Mitos y tradiciones de los naporunas’ y  ‘Chagras’ sus autores descubren la diversidad del Ecuador, así como las tradiciones de sus regiones. 
 
Han aparecido, en estos días, dos relatos narrados sustancialmente con imágenes. Los dos míticos, cada uno a su andar. Se han publicado simultáneamente, pero son, al mismo tiempo, tan distintos, de regiones y sueños cuya distancia es testimonio de la diversidad de Ecuador.

Mítico el uno, asentado en el mito de la selva, en las vidas invisibles de la leyenda.

Mítico el otro, asentado en el mito del páramo, en las vidas violentas del rodeo protagonizado por el chagra, legendario domador del ganado cimarrón.

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Los dos relatos en la frontera de la realidad. Dos relatores de imágenes: el pintor Marcelo Aguirre y el fotógrafo Pete Oxford.

El libro de la Amazonia se titula Mitos y tradiciones de los naporuna, aparece bajo el sello Cicame Ediciones, y reúne las notas que a lo largo de décadas fue apuntando el misionero José Miguel Goldaráz de cuanta historia le contaron hombres de la Amazonia, navegando en un río o bebiendo una chicha apaciblemente.

Solamente que, cuando estaban escritas las leyendas, asomó Marcelo Aguirre, una de las figuras mayores de nuestra plástica contemporánea, se llevó a su vez sus bocetos a Berlín y volvió con un centenar de lecturas a pluma en torno a aquellas leyendas; lo que transformó al libro en un diálogo de palabras y de estampas. Un diálogo a varias voces: de fantasmas, de animales, de pájaros, de montañas, de ríos, de pueblos.

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El libro nos cuenta en su introducción que todo surgió gracias a una amistad entrañable entre Aguirre y el fraile vasco “que habitó desde hace años entre los runas del Napo”.

Los dibujos de Marcelo Aguirre reflejan casi todos, en las manchas negras y en la relación de los seres que los habitan, una sensación de transición constante, de mutación, de vida que se regenera en una eterna transfiguración, de hombres que se confunden con el agua, con el fuego, con la luz, y pájaros que se convierten en hombres. Relación antagónica, pero al mismo tiempo armónica, entre los humanos y la naturaleza y sus seres.

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Mitos que no se han clausurado, que están constantemente interactuando con los hombres. No son vivencias remotas, que existieron en un pasado mitológico, son contemporáneas. Están ocurriendo.

Y los dibujos de Marcelo Aguirre recogen el mito en la cotidianidad de los naporuna que viven, que están allí. Es esa relación con la vida que hace de los dibujos trazos que no están clausurados, que dan pie a otros dibujos, a otras mutaciones en el papel.

Ilustraciones y leyendas
Constantemente surgen círculos, mundos mágicos que se alimentan a sí mismos.

La ilustración fue una práctica frecuente en los pintores de las primeras décadas del siglo XX, que se fue perdiendo. Si alguien lo recuperó fue, mucho después, Ramiro Jácome. Marcelo Aguirre retoma esa tradición, con tal fuerza, que es difícil establecer si en este libro hay una ilustración de por medio, o si las leyendas naporuna acompañan más bien a los dibujos.

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Mientras tanto, el libro  de Pete Oxford y Reneé Bish, que se titula simplemente Chagras, editado por Dinediciones, narra otra relación con la naturaleza, una relación a momentos violenta, pero de todos modos entrañable, inseparable, entre el chagra, el caballo, el páramo, la vaconada que el chagra arrea.
El chagra es el mestizo serrano por excelencia. Protagoniza el juego ibérico con el toro, al tiempo que el combate ritual que, por momentos, recuerda aquél, ancestral, entre el cóndor y el toro.

Oxford lleva años fotografiando, entre otras muchas regiones del mundo, en la del Ecuador. Talvez, a diferencia de otros libros suyos de retratos del paisaje o de la fauna, este narra una historia.

Aquí la vida del chagra se confunde con los aperos de montar. Los dos tienen la misma antigüedad.

Los dos crecen juntos, el chagra aprende desde niño el arte de echar el lazo y cabalgar; los aperos van tomando espesor, enriqueciéndose de la propia memoria de su dueño.

Así es como, los estribos de madera fotografiados en detalle, llevan grabadas las estirpes de los chagras, son casi sus escudos de nobleza, con réplicas de leones, de flores de liz, de animales míticos.
Toda la vestimenta guarda una especial relación con el rito del rodeo en el escenario infinito del páramo andino.

Es un cuento largo a través de la fotografía.
El libro se abre y se cierra con dos imágenes de espectro: el chagra solo en la mitad de una fantasmal vaconada que congela su paso vertiginoso en la imagen; el chagra solo, al borde de la empalizada a la que se arrima todas las tardes.

Cuando es el tiempo del arreo, escribe en el libro Francisco Febres Cordero, “emerge el chagra para mostrar toda su ciencia, la sabiduría heredada de los abuelos, su valor innato, su arrojo temerario, el poder de su lazo, su resistencia estoica”.

Mitos y tradiciones de los naporuna y Chagras son libros, por lo demás, editados con generosidad, que nos conducen, como afirma el Pájaro Febres Cordero en la introducción al segundo, a “los más ignotos confines del recuerdo”.

Y lo hacen, de la mano de Marcelo Aguirre y Pete Oxford, con toda la fuerza y el misterio de la imagen.