Artistas reponen los vitrales que destruyó el estallido del polvorín en Riobamba.

Veintiocho antiguos vitrales de diseño europeo que adornaban la parte superior del Santuario de Mercedes de Jesús Molina en Riobamba están a pocas semanas de ser sustituidos por otros nuevos, luego de que se destrozaron hace 23 meses durante la explosión del polvorín en la brigada Galápagos.

El 20 de noviembre del 2002 la inesperada explosión de los hangares 78 y 79 de la brigada Galápagos dejó una docena de muertos, cientos de heridos y daños en 18 mil viviendas.

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Según el inventario de la iglesia, la onda expansiva demolió 650 vidrios que estaban colocados en el interior de la Casa Madre, los vitrales que adornaban la parte superior del Santuario de Mercedes de Jesús Molina y de las puertas de acceso a ese sitio.

De esta tragedia han pasado casi dos años, pero los trabajos de reposición recién se iniciaron en julio pasado. Se prevé concluir la obra en diciembre próximo, a cargo del vitralista cuencano Mario Alejandro Veintimilla Murillo y su asistente Segundo Guananga (17), oriundo de la parroquia Ilapo del cantón Guano.

Veintimilla, alumno del artista español Guillermo Larrazábal, dice que “cuando tuve 16 años de edad y era aprendiz de una escuela española que trabajaban los vitrales para la Catedral de Cuenca, fui quien colocó esas piezas en el templo de la Casa Madre de Riobamba y por coincidencias de la vida, ahora me ha tocado reparar lo que destruyó el polvorín de la Brigada”.

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Agrega que mantuvo guardado los bocetos de los vitrales que está usando para la reposición en las diferentes áreas de la iglesia. “Si otra persona hubiese venido a reparar los vitrales habría puesto cualquier otra cosa, pero yo voy a colocar los diseños con la nomenclatura original que son con motivos marianos, eucarísticos, símbolos de las letanías de la Virgen (Mater Cristo, refugio de los pecadores) y de la pasión de nuestro Señor Jesucristo”, observó con cierta emoción el artista.

La sustitución de los vitrales destruidos se inició con motivo de la segunda etapa de la reconstrucción de la ciudad y con dineros del Municipio de Riobamba por un monto de 30 mil dólares, informó Mario Garcés, director de Obras Públicas Municipales.

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Para la reparación de los vidrios de los ventanales de la Casa Madre se contó con el apoyo de la mano de obra de diez personas vinculadas a la Brigada Galápagos.

Mientras que la primera ayuda directa fue de la comunidad Marianitas que está radicada en 17 países, en cinco continentes y que al conocer del percance decidió colaborar con la iglesia afectada por la explosión.

Sin protección

Debido al frío que penetra por las partes descubiertas del santuario, más la caída de ceniza del volcán Tungurahua, las religiosas Marianitas sufren afecciones en sus gargantas y con permanente gripe, según han manifestado las superioras.

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Para su protección y la de los feligreses que asisten diariamente a misa a la intemperie, se ha dispuesto que los trabajos de colocación de los vitrales se inicien por la parte frontal del templo, y de ahí se continuará por la parte central y en las demás áreas.

Recuerdos

Los religiosos recuerdan que después de la tragedia del 20 de noviembre del 2002, la comunidad religiosa de Riobamba suspendió varios actos programados con motivo de los 175 años del nacimiento de Mercedes de Jesús Molina (septiembre de 1828).

Además no se festejaron los 130 años de la fundación del Instituto Santa Mariana de Jesús (14 de abril de 1873) y los 120 años de la muerte de Mercedes de Jesús Molina (12 de junio de 1883), según Esthela Crespo, superiora de la Comunidad de Hermanas Marianitas de la Casa Madre de Riobamba.