La sensación sería semejante a la de caer de un décimo piso, sentirse devorado por el vacío y pensar que se está cayendo por una estupidez.

¿Alguna vez ha escrito un correo electrónico fuerte que hace referencia a alguien, y luego se da cuenta de que se equivocó porque, justamente, se lo envió a él?

Eso es una estupidez. Quizá del mismo calibre que esconder durante años las cartas que su hijastra (de 8 años) le ha pedido que enviara a un ser querido.

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Lotte (ya es una señorita universitaria) ha encontrado el cofre donde están las cartas que le envió a su hermana gemela, Anna, y que jamás llegaron a su destinataria. ¿Por qué no quemarlas o romperlas? Vaya que la gente comete estupideces, y ni siquiera el rostro pálido del padrastro ayuda a amortiguar la sensación de caer al vacío.

Precisamente, esa secuencia, de encontrar una justificación a lo inexplicable, hace que el primer punto de clímax de la cinta holandesa Gemelas (2002, estrenada en Ecuador el jueves por la noche en el festival Eurocine, en la sala Ocho y Medio, de Quito) justifique la carga dramática inicial de una historia que toma algunos minutos hasta encajar su curso.

Dos gemelas alemanas, Lotte y Anna, son separadas en 1926 cuando su padre muere. No está muy claro si su madre también. Tampoco por qué la familia rica que toma a cargo a Lotte vive en Holanda y se la lleva a ese país. Son cosas que se pueden explicar con una simple frase de uno de los protagonistas.

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Es como en Crónicas, de Sebastián Cordero, que nadie sabe cómo es que un programa de noticias que se transmite en Miami llega en vivo y en directo a Ecuador. Entre menos cabos sueltos deje una historia, mejor.

Esos primeros minutos, en los que el espectador tiene que unir retazos de la historia (basada en el best seller de la escritora holandesa Tessa de Loo), resultan un tanto farragosos. Pero cuando se los entiende, a casi un tercio de la proyección, sale un “aaaah...”, tan largo como un suspiro que resume un “claro, ahora ya entendí”.

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Y desde ese momento, la película se torna intensa, impactante, porque al entorno de las gemelas separadas que vuelven a unirse fugazmente, la nefasta aventura racista nazi las vuelve a separar.

Y el final de la cinta provoca un sentimiento de clemencia o de redimirse por el correo electrónico que tuvo el destinatario equivocado...

Notas
Cinta, en Guayaquil
El 8 de noviembre próximo, a las 19h00, la cinta se exhibirá en el MAAC Cine, del Malecón 2000.

Precio de entradas
El costo de la entrada para acudir a la proyección de esta película holandesa es de $ 2,80.

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