Mientras los gobiernos prefieren mostrarse indiferentes, la mayoría de la opinión pública latinoamericana apoya al candidato demócrata estadounidense John Kerry, como una muestra de rechazo a la gestión del presidente George W. Bush.
El sentimiento antiestadounidense  creció en estos últimos dos años en las Américas por efecto de la oposición a la guerra de Iraq.

Aunque en la región hay desinterés hacia las elecciones presidenciales del 2 de noviembre de EE.UU., porque los asuntos latinoamericanos no aparecen en los programas de ambos candidatos, se reconoce la trascendencia que tendrá la victoria de uno u otro para el desarrollo de los tratados de Libre Comercio o que se llegue a una resolución para resolver el complicado problema de la inmigración que afecta, sobre todo, a México y Centroamérica.

En Colombia la campaña electoral se sigue con  interés por la voluntad del gobierno de Bush en la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo, demostrada en una ayuda de 3.000 millones de dólares en cinco años.

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Kerry ha dado su firme apoyo al Plan Colombia contra las drogas.

El gobierno argentino es escéptico hacia Kerry. “Con los republicanos se ha establecido una relación satisfactoria”, dijo el canciller Rafael Bielsa, quien admitió que Argentina “importa muy poco a Estados Unidos”.

Desde La Habana tampoco se vislumbran cambios a medio plazo, aunque fuese Kerry el nuevo presidente, al estimarse que se mantendría el embargo económico que pesa sobre la isla desde 1960.

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El gobierno venezolano apuesta por una mejora de las relaciones con Washington, gane uno u otro aspirante.

En Chile, la mayoría de analistas sostiene que apenas habrá cambios en las relaciones con la región y los empresarios no ocultan que se sienten más cómodos con Bush.

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En la misma línea se  pronunciaron las autoridades económicas de Perú y el jefe negociador de Ecuador del Tratado de Libre Comercio con EEUU., Christian Espinoza, porque temen que Kerry proponga revisar en los aspectos medioambientales y laborales.

Una mayoría de analistas ecuatorianos indicó que con Bush en la Casa Blanca se corre el riesgo de que el conflicto colombiano se extienda a la región, mientras que con Kerry pudieran registrarse avances en la negociación.

En Bolivia se observa que el resultado electoral apenas tendrá repercusión en los dos temas que más preocupan: la lucha contra el narcotráfico y  la continuidad a las inversiones de las empresas estadounidenses en el sector del petróleo.

Diferentes sondeos indicaron que el voto popular en Latinoamérica está del lado de Kerry.

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Ello ocurre con claridad en Paraguay, Argentina, sobre todo, en Brasil, donde en privado las autoridades no ocultan que se sentirían más cómodas con Kerry.

El régimen del presidente Luiz Inácio Lula da Silva mostró activamente su rechazo a la guerra de Iraq, por lo que se verían reforzadas las tradicionales simpatías entre  socialistas brasileños y demócratas si Kerry ganase.

El gobierno de Bush tiene una imagen positiva de apenas 35% en América Latina,  según el sondeo de Voice of the People de Gallup y Sygma Dos, que recoge la  opinión de 50.000 personas en 60 países, divulgada el mes pasado.