La última jornada eleccionaria nos reitera que es solo el pueblo el que mediante el voto decide su destino.

Así se lo demuestra con los elegidos y los rechazados, y de por sí recomienda que los elegidos o trabajan o correrán la misma suerte que los rechazados, y ojalá que quienes hubieren sido favorecidos con el voto popular aunque no hayan cumplido a cabalidad con la gestión encomendada, cambien de actitud por el bien de ellos y de los intereses de la población que les  depositó o reiteró su confianza.

Debe entenderse que los pueblos no se equivocan al votar, simplemente son traicionados por aquellos políticos a quienes eligen y que incumplen sus promesas de campaña, conculcando las aspiraciones del pueblo; de ahí el rechazo que hay en las urnas.

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Este ejemplo es el que las autoridades electas y reelectas deben imitar, ya que nuestro país por su estratégica ubicación, su clima y recursos naturales y humanos está llamado en constituirse en el más grande concentrador de inversiones y oportunidades; de ahí que quienes manejan los destinos del Ecuador vean esta coyuntura y comprendan que tienen que trabajar y cambiar para bien y provecho de los ecuatorianos y así asegurarse un relevante situal en la historia.

Ing. Howard A. Pine León
Guayaquil

Cuando se inició la campaña electoral reflexioné acerca de los ciudadanos, que con justo derecho aspiraban a una dignidad, y mis dudas se inclinaban sobre algunos de ellos a quienes no sabía si en realidad eran figurones, arribistas o payasos.

Luego de los sufragios, lo bueno ha sido que los ecuatorianos fuimos leales -con quienes dieron buen servicio- usando la cabeza, y no el corazón. Que se castigó en las urnas a los mentirosos, figurones, payasos y arribistas.

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Lo malo fue que unos invitaban a no votar por los mismos de siempre, olvidándose que pertenecieron a dichos grupos, ya que llegaron a dignidades por esas tiendas políticas. Los pocos recursos de los participantes, que prefirieron recurrir al insulto y la mentira, como si el pueblo fuera ciego y no reconozca cuando realmente existe un buen trabajo comunitario.

Lo feo fue que la primera autoridad haya hecho proselitismo político por los candidatos de su partido. Que los perdedores utilicen el mismo estribillo de siempre “fraude”, y que felizmente estamos acostumbrados los ecuatorianos, y no nos dejamos impresionar por los gritos, y montones de papeletas que aparecieron en tachos de basura, matorrales y hasta en el cementerio.

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Xavier Vallejo Iturralde
Guayaquil