Fueron muchos años de ayuno, pero con la victoria ante Cardenales, los Medias Rojas exorcizaron la maldición que el Bambino les lanzó en 1918.

En aquel año, el entonces dueño del equipo, Harry Frazee, vendió a la mayoría de los jugadores a los Yanquis de Nueva York, incluido Ruth.

Boston llegó a la Serie Mundial en 1946 y 1967, pero, curiosamente, perdió ambas ante Cardenales. Se decía ya que los Medias Rojas eran un equipo maldito.

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En 1975 y 1986, también perdieron la posibilidad de ser campeones ante Cincinnati y los Mets, respectivamente. Ochenta y seis años después pareciera, para los que creen en maldiciones, que el mismo Ruth se apareció para perdonar a Boston y ayudarlos a conquistar  la Serie Mundial del 2004.