La gerenta de mercadeo de World Wide Ecuador pondera las ventajas de su nuevo modelo de faja adelgazante de yeso con velcro y látex. Exhibe varias fajas de otras marcas y las compara con la suya. El anfitrión se preocupa de que las muestras se dispongan correctamente ante la cámara. Una modelo menudita con cuerpo de gacela luce la prenda con soltura: da dos o tres pasos hacia un costado, gira, retrocede, vuelve a girar, sonríe. La expositora responde las preguntas habituales y repite varias veces, muy convencida de sí misma: “En diez días usted bajará dos tallas, eso sí se lo garantizo”. Finalmente se informa sobre el precio, se proporciona un teléfono y se ofrece un libro de regalo. Llame ahora.

¿A qué tipo de producto televisivo corresponden estas imágenes? Parece claro. Cualquiera diría que se trata de la característica publicidad del sistema de ventas telefónicas, una de esas cansonas propagandas que se exhiben en rotación continua durante las largas horas muertas de la televisión. Infomercial, lo dicen ahora.

Pues no. Las imágenes corresponden a ‘Está clarito’, el programa creado por Ecuavisa “para divertirnos informándonos”, según reza su eslogan, y que ahora vende fajas de yeso, quizá porque quiere hacer de cada minuto de televisión un minuto rentable, quizá porque no tiene nada mejor que mostrarnos. Vender fajas de yeso, obviamente, no guarda relación alguna con el periodismo. Sin embargo, la joven presentadora Julie Vidaurreta, reciente contratación del programa, lo llama “reportaje”.

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“Ahí está: faja y todo, a sesenta dólares no más, es un regalo de ‘Está clarito’. Cuando el espacio de lo que debiera ser un programa de entretenimiento e información se empieza a regalar de esa manera, es porque su crisis de contenidos está topando fondo. La pregunta es: con tantos infomerciales en la TV, ¿quién quiere ver ‘Está clarito’?