¿Podrán aguantar el país, la dolarización y los nervios de los ecuatorianos la destitución de otro presidente? Dejemos esa pregunta para más adelante. Concentrémonos por ahora en evaluar los escenarios probables de un juicio político que por lo visto gana fuerza.

Primer escenario: El PSC y la ID consiguen los 25 votos necesarios para proponer que el Presidente vaya al banquillo de los acusados, pero el juicio no prospera porque antes el primer mandatario da su brazo a torcer y se sienta a negociar con la lista 6 la rehabilitación de la alianza con la que gobernó el primer año y medio de su mandato. Aquello le costaría por supuesto la cabeza de su primo Renán Borbúa y de unos cuantos ministros, pero en cambio lo mantendría en el solio presidencial.

(Puede ser que este sea, en el fondo, el objetivo central del PSC, que entiende que los argumentos para destituir al coronel Lucio Gutiérrez no convencen a la élite del sector productivo, concentrada por ahora en conseguir la mejor negociación del TLC posible).

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Segundo escenario: El coronel se mantiene terco y el PSC y la ID consiguen los 51 votos que hacen falta para que el juicio prospere; pero al concluir el mismo, el presidente es absuelto. El mensaje político podría ser leído entonces así: los dos partidos mayoritarios del Ecuador, que gobiernan las principales ciudades y provincias del país, son impedidos de ejercer esa representación por un grupo de partidos minoritarios aliados al presidente. Con semejante discurso no sería difícil consolidar un binomio partidista con amplias posibilidades para la elección presidencial del 2006. El gran ganador, el PSC. No se puede decir lo mismo de la ID, que aunque encabezó la propuesta de destituir al presidente, habría perdido protagonismo ante uno de sus más antiguos rivales, lo que de hecho es un obstáculo que podría impedir el juicio.

Tercer escenario: De algún modo se consiguen los 67 votos para destituir al Presidente. En su reemplazo se designa al vicepresidente Alfredo Palacio. De ese modo se acallan las objeciones del Departamento de Estado de Estados Unidos, ya que se respetaría la sucesión constitucional. El PSC y la ID saben que Palacio está solo y que no ha conseguido forjar una alianza política que lo respalde, con lo cual podría quedar a merced de los dos partidos mayoritarios en el Congreso, que intentarían imponerle sus condiciones. La historia del primer año de Lucio Gutiérrez se repetiría. Aunque faltaría saber si el coronel aceptará mansamente su destitución o si pondrá en juego antes todo el arsenal de alianzas que ha tejido dentro de las Fuerzas Armadas.