“Desgraciado el... que no vive sino para gozar, sin dirigir una mirada de compasión al pobre Lárazo, que... yace delante de su puerta”., dice el Santo Evangelio.

Hay muchos “Lázaros” que llaman a las puertas de la sociedad; son todos aquellos que no participan de ventajas materiales producidas por el progreso.
La miseria permanente debe sacudirnos la conciencia.

En este país hay miseria permanente, familias que comen con dos dólares diarios.

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Un gesto de solidaridad, sería que personas que pueden pagar altos costos de entradas a espectáculos artísticos, también hagan una donación a cualquier institución que se preocupe de los “Lázaros” que viven con permanente hambre.

Hugo Campos Cedeño
Guayaquil