Mientras Ta’ Dominado se convierte, espontáneamente, en una pieza esencial de la imagen de TC Televisión, sus clones se multiplican en la pantalla. En Canal Uno los chicos de Porto Seguro juegan a lanzarse al agua mientras Marián Sabaté transmite “en vivo vía microonda” desde el Malecón. En Ecuavisa el personal femenino de Teen Brasil derrite al personal masculino de ‘Está clarito’. En Telesistema los integrantes de Exporto Brasil enseñan “el paso del día” a los espectadores de ‘Vamos con todo’. ¿Quién sigue?

Casi no queda programa de entretenimiento o variedades en la TV nacional que no disponga de su propia cuadrilla de bailarines brasileños multiuso. La martillante algarabía de las comparsas cariocas está en el aire desde las seis de la mañana. Estos modelos con entrenamiento en baile (que no es lo mismo que decir bailarines) sirven para abrir y cerrar los programas, para dar paso a los comerciales, para volver de los comerciales, para promocionar productos, para amenizar concursos, para grabar cuñas, en fin: para lo que se ofrezca. Especialmente, para llenar con ruido y carne los vacíos de contenido que se producen cuando se acaban las ideas (lo cual ocurre a menudo).

Bailan lo mismo, se mueven igual, no se diferencian en nada unos de otros. ¿Quién dijo que la competencia favorece al consumidor porque diversifica la oferta? Aquí, competencia entre canales es sinónimo de homogeneización. El espacio televisivo está sobresaturado con un producto único: el axé carioca, que es a la música brasileña lo que el chicle a la gastronomía mundial. Ritmo compulsivo, sensualidad desaforada, ruido y carne para alimentar la esquizofrenia del respetable y echarle pimienta al horario familiar. ¿Por qué? Porque los canales tienen que competir y no se les ocurre otra cosa. Es el grado más alto de la desesperación y el más bajo de la imaginación.