Cambiar dólares a nuevos pesos se recarga con el 10%, lo que favorece al euro y otras monedas.
 
El cese de la circulación de dólares en Cuba demuestra que la política estadounidense contra la isla es exitosa y está  “ahogando” al Gobierno cubano de Fidel Castro, aseguró ayer el portavoz  del Departamento de Estado de EE.UU., Adam Ereli.

El presidente cubano Fidel Castro anunció la noche del lunes que desde el 8 de noviembre el dólar de EE.UU. dejará de circular, sustituido por el peso cubano convertible, creado en la década de 1990, de igual valor que el dólar y solo válido en Cuba.

“Lo vemos como una medida confiscatoria que demuestra que la política del  presidente (George W.) Bush está ahogando al régimen (cubano)  y está llevándolo a tomar medidas extremas que subrayan sus propias debilidades  inherentes”, dijo Ereli.

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Castro había señalado el lunes que la medida responde a las “presiones” de EE.UU. para evitar que Cuba pueda hacer depósitos en bancos extranjeros para hacer frente a sus obligaciones comerciales.

La medida del Gobierno cubano se sumó al endurecimiento del embargo por el gobierno de Bush el año pasado, que limitó los viajes a Cuba y el envío de remesas a los cubano-estadounidenses.

El embargo comercial y de transacciones financieras fue impuesto por EE.UU. a la isla en febrero de 1962, un año después de la ruptura de los lazos diplomáticos bilaterales, con el objetivo de aislar, debilitar y  provocar la caída del gobierno comunista de Fidel Castro.

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La derogación de la circulación del dólar tomó por sorpresa a la población y provocó una buena dosis de confusión e incertidumbre en el país.

Exilio dividido
El exilio cubano en Miami reaccionó en forma diversa. Ninoska Pérez Castellón, directora del Consejo por la Libertad de Cuba, afirmó que es una “victoria de las nuevas medidas del presidente Bush”; pero el demócrata Joe García, asesor de la campaña del senador John Kerry, dijo que se trata de “una prueba más del acuerdo de Bush y Castro para perpetuarse en el poder”.

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Para García, Bush aparece ahora como “un campeón ante los sectores más vociferantes del exilio” y Castro como “víctima” que podrá “justificar, nacional e internacionalmente, sus fracasos”.

Mientras, los cubanos resignados recogían apresuradamente sus remesas. “Habrá que conformarnos con lo que puedan mandarnos hasta ver”, concluyó Ana Luisa Rigodoux que recibe dinero de su hijo, residente en Miami (EE.UU.).