Más de la mitad (54%) del flujo humano hacia otros países es joven con nivel de  preparación medio.

Paola Vizcaíno Pérez tiene 24 años, estudió Ingeniería Comercial y hace tres años emigró a España en busca de mejores oportunidades de trabajo. Su tía Anabel Pérez lo hizo por la misma razón un año antes.

En la ciudadela Alborada, al norte de la ciudad, donde residía Paola, su madre Glenda Pérez recuerda que su única hija emigró porque le resultó difícil conseguir un empleo con sueldo acorde a su preparación.

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Agrega que tuvo suerte porque a los tres meses de haber llegado legalizó su estadía.

Viajar a otro país para trabajar y  salir de la pobreza o cumplir aspiraciones personales es el camino por el que han optado miles de habitantes de Guayaquil, ciudad que tiene el  porcentaje más alto de emigración con respecto a su población (3,3%). Es decir, que  aproximadamente 65.517 han salido de esta ciudad para laborar y residir fuera del país.

Ese índice es superior no solo a la media de la provincia del Guayas (2,7), sino también a la media nacional (3,1), según un estudio realizado por el Centro de Planificación y Estudios Sociales (Ceplaes), basado en datos del último censo (2001) del INEC (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos).

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El estudio resalta que Guayas tiene casi 10 puntos más de emigrantes mujeres que varones y Guayaquil se ha convertido en una ciudad con doble movilidad: lugar de llegada de migrantes rurales o de centros urbanos menores y punto de salida de cerca del 50% de la reciente corriente migratoria internacional.

El estudio del Ceplaes revela que España e Italia se convirtieron en los centros de atracción y en el destino preferido de la nueva corriente migratoria de guayaquileños, por las ventajas del idioma y de compartir rasgos culturales y religiosos similares.

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Calificados

Con la mejilla apoyada sobre el puño de su mano derecha,  Glenda recordó que su hija era buena estudiante y excelente profesional. En Barcelona, donde reside, consiguió trabajo en un pizzería. “No es lo que  merece después haberse preparado, pero al menos le pagan bien (1.000 euros, unos 1.200 dólares)”, dice.

El reporte de Ceplaes señala  varios estudios recientes (Plan Migración, Comunicación y Desarrollo 2002, García Nieto 2001) que muestran que la mayor parte de la población ecuatoriana que reside en España y que ha regularizado su estadía, responde a personas con niveles medios de preparación.

Las edades oscilan entre los 20 y 40 años y en su mayoría trabajan en centros urbanos: 30,4% –sobre todo mujeres– está en el servicio doméstico; en segundo lugar se halla cerca del 25% trabajando en los servicios (hostelería, transporte, comercio e industria); luego el 19,2% que labora en la construcción; y el 2,4% se dedica a la agricultura.

La distribución por edad de quienes salieron del país entre 1996 y el 2001, de acuerdo con el Censo (INEC 2001), muestra que la población que se desplaza hacia otros países es bastante joven. Más de la mitad (54,7%) de este flujo humano está entre los 18 y 30 años.

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