Cuando el subrepresentante de la Oficina Comercial de los EE.UU., Peter Allgeier, sostuvo, hace un mes, que su país no estaba dispuesto a sacrificar un acuerdo comercial con Colombia, debido a los conflictos que mantienen Ecuador y Perú con empresas estadounidenses, quedó claro que el socio colombiano ha dado un paso adelante en la negociación del Tratado de Libre Comercio (TLC) y aventaja a sus pares de la subregión.

Y aunque el presidente Álvaro Uribe ha insistido en el interés de su país en un proceso andino conjunto, también ha aceptado que –de presentarse la situación– Colombia firmará sola.

El equipo negociador colombiano llega a la quinta ronda con dos objetivos claros: lograr que EE.UU. acepte la lista de productos que Colombia quiere exportar a dicho mercado con cero arancel (sin impuestos) y avanzar en el tema de propiedad intelectual.

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Ayer, Hernando Gómez, el negociador de ese país, puso énfasis en la necesidad de lograr avances concretos. Y, por ello, dijo, los equipos empezarán a definir los textos del Tratado en temas “que no son tan difíciles”.

Colombia pretende que su oferta exportable agrícola (arroz, trigo, cebada, maíz) ingrese a los EE.UU. liberada de impuestos para elevar sus ingresos; propuesta complicada, pues EE.UU. produce algunos de esos bienes y los protege con elevados subsidios.
Tiene expectativas en la exportación de productos cárnicos, lácteos, alcoholes carburantes, textiles, plásticos, del sector farmacéutico y cosmético.

En el grupo andino, Colombia lidera la negociación del TLC “desde el inicio del proceso”, afirmó ayer Renato Carló, presidente de la pequeña industria del Guayas; y lo hace, dijo, “porque tiene un equipo negociador “de planta” que pertenece al sector privado. Además, según Carló, porque el equipo colombiano cuenta con el respaldo de los congresistas de su país, “a diferencia de Ecuador, donde no existe apoyo político”.

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La posición más favorable de Colombia obedece, además, a dos factores, uno técnico y otro político. El andino, recordó Carló, impulsó las negociaciones comerciales al interior de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), lo que le permitió madurar y prepararse mejor para el TLC.

Y, a diferencia de Ecuador y Perú, Colombia no tiene conflictos pendientes de resolución con grupos empresariales estadounidenses.

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Gómez, el negociador colombiano, indicó –al efectuar declaraciones en el Hilton Colón– que los andinos no deben esperar que durante la ronda de Guayaquil se definan los temas más complicados. “Hay que tener en cuenta que las elecciones en Estados Unidos serán el 2 de noviembre”.

Dejó abierta la posibilidad de organizar citas adicionales si, hasta enero, los acuerdos alcanzados no son satisfactorios. “Nosotros no vemos enero como fecha ineludible”.

“¿Y Colombia está dispuesta a firmar sola el TLC con los EE.UU.?”, se le preguntó.

“No me hagan esa pregunta, no la puedo contestar (...) es un tema demasiado delicado que requiere prudencia”.

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