Los emperadores romanos, para mantener al pueblo satisfecho, optaron por la política estereotipada en la frase de “dar pan y circo”. Aseguraron la alimentación de los romanos, por una parte y por otra, para diversión popular construyeron el monumental Coliseo, que ha desafiado a los siglos y allí se yergue como testimonio de la historia de esos tiempos.

Para quien llega a Roma es visita obligada el Coliseo.
Entrar por una de sus puertas, subir por su gradería e imaginativamente ver a los cristianos luchando con leones, a los gladiadores trabados en lucha a muerte hasta que el César, ante el clamor de la gente, haga la señal con el pulgar para abajo a fin de que acaben con la vida de aquellos que, al ingresar en la arena, proclamaban: “Salve César, los que vamos a morir te saludamos”.

Aquí parece que desde las alturas del poder se ha hecho la señal con el pulgar hacia abajo para que se ejecute una resolución que, según la revista Blanco y Negro, número 13, significa “El fútbol se come la lonchera de los niños”.

En efecto, el Ministerio de Bienestar Social ha autorizado para que transfiera el de Economía, a la Secretaría Nacional de Deportes (Senader) y otro organismo, la suma de un millón de dólares tomados nada menos que del Fondo de Desarrollo Infantil y del Proyecto llamado Esperanza II.

¿Cómo es posible quitar el pan de la boca de los niños para construir canchas de fútbol y estadios? ¿Cómo es posible que aún no se haga conciencia de que la desnutrición infantil es uno de los más graves problemas biológicos, médicos, económicos y sociales del país?

¿Cómo es posible que en las altas esferas del poder no haya conciencia de que la desnutrición no solo es causa propicia para las enfermedades de la infancia, no solo determina la poca estatura y el poco peso de nuestras gentes, cuanto su escaso desarrollo cerebral y su pobre inteligencia tal como puede comprobarse en la incapacidad de los niños a asimilar los conocimientos, lo cual, a su vez, determina la alta deserción escolar y la perpetuación del analfabetismo?

Un desaprensivo gobierno anterior derogó la Ley del Fondo de Desarrollo y Alimentación Infantil (Fonin) que permitió desarrollar importantes programas a favor de los niños.
Ahora se vuelve a recortar el Fondo de Desarrollo Infantil.

Desde el primer presupuesto nacional que formuló el actual gobierno, se incrementó en gran medida el del Ministerio de Bienestar Social, dando la impresión de que se ampliarían los programas de bienestar, entre ellos el de la alimentación. Por desgracia, lo que se ve es una demagógica política de clientelismo electoral.

Lo que el pueblo, las clases de escasos recursos necesitan para su bienestar y el del progreso del país es trabajo, pan y escuelas.