“¿Creen que merecemos un título ganado por otra generación y ser catalogados como corruptos?, ¿es eso lo que queremos como jóvenes? No podemos escapar al deber de cambiar las páginas de la historia. Quién más que nosotros, con manos y conciencias limpias para rescatar la autoestima y la honradez que muchos dejaron atrás”.

Lo que antecede es el primer párrafo del editorial de la revista Enrédate. Al decir de sus directivos: “un espacio de reflexión juvenil a nivel nacional con la participación de las Redes Juveniles Anticorrupción”. En realidad un buen producto editorial, con artículos interesantes y con planteamientos serios acerca de lo que es y significa la corrupción y la obligación de todos de luchar contra ella, de la realidad de la educación, de lo que son las pandillas, del uso de Internet, de la necesidad de formar líderes para las redes juveniles.

La Red Juvenil Anticorrupción de Guayaquil nació como resultado de un taller que abordaba el papel de los jóvenes frente a la corrupción, ofrecido por la Comisión de Control Cívico de la Corrupción. A partir de ese momento se integró la Red que busca llegar a toda la comunidad y sobre todo a los jóvenes, ayudándolos a conocer la problemática social y a reflexionar sobre la necesidad de cambio. Trabajan básicamente en el interior de los colegios tratando de crear espacios que permitan actividades y campañas de prevención de la corrupción.
En otras palabras, educación en valores para jóvenes, hecha por jóvenes.

La Red está integrada por jóvenes de distintos colegios que realizan diversas acciones para cumplir sus objetivos y, por supuesto, lo hacen con espontaneidad y alegría, sin perder la frescura de sus años.

La revista Enrédate nos ha devuelto la esperanza. Si los jóvenes se vuelven cuestionadores, si trabajan por su formación, si quieren construir una sociedad con valores, el país tiene futuro. Uno de ellos termina su artículo con una frase conocida: “lo que la mente puede concebir, la mente lo puede realizar”; podríamos decir también, que lo que los jóvenes practican en sus primeros años, lo seguirán haciendo en su vida adulta.

Ojalá la Red Juvenil Anticorrupción tenga larga vida y aumenten sus miembros. Si lo consiguen, el país será distinto.