La FAE indicó que la nave pertenecía a la flota de entrenamiento para pilotos de aviones K-Fir.

Los habitantes de los recintos Buenos Aires y Chiquita, pertenecientes a los cantones Milagro y Yaguachi respectivamente, retornaron ayer a sus labores luego de que militares recogieron los restos del avión K-Fir de la Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE), que se accidentó el jueves pasado tres millas al norte de la Base Aérea de Taura, provincia del Guayas.

La unidad, que sobrevolaba junto a otra de similar modelo,  desde Guayaquil -donde se realizaba una ceremonia castrense- con destino a la Base Aérea de Taura, cayó envuelta en llamas, según indicaron testigos del incidente.

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Darwin Barahona, trabajador de una hacienda del recinto Buenos Aires, manifestó que la nave volaba cerca a tierra y se divisó fuego en el trayecto hasta que se estrelló.

“Pasadas las 17h00 con mis compañeros de la hacienda escuchamos un ruido fuerte y vimos que el avión estaba volando muy bajito y venía prendido. Se vió que los pilotos salieron disparados con los asientos y de ahí fue la explosión”, relató Barahona.

El testigo sostuvo que a los pocos minutos un grupo de militares, dos unidades del Cuerpo de Bomberos y dos ambulancias llegaron al sitio del percance, mientras dos helicópteros sobrevolaron el área para inspeccionar.

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Los pilotos de la unidad, capitanes Álex Padilla y Patricio Velasco, lograron eyectarse (salir expulsados con los asientos) del avión y resultaron con heridas leves. Ellos fueron tratados en el Hospital Naval de Guayaquil, según informó una fuente de la FAE.

La mañana de ayer, una veintena de militares llegó a los terrenos del recinto Buenos Aires donde estaban los fierros retorcidos y calcinados de la nave. El área fue cercada con una cinta amarilla, para recoger evidencias.

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En otro lugar

Mientras tanto, en el recinto Chiquita, del cantón Milagro, los estudiantes de la escuela Doce de Octubre y moradores de sitios aledaños observaban como unos quince uniformados trabajaban con palas para rellenar los agujeros causados por los restos del tanque de combustible del avión.

Víctor Chulca, director del plantel, indicó que la escuela sufrió la ruptura de varias planchas de zinc en dos salones de clases.

A causa del impacto gran cantidad de combustible se derramó en el lugar, por lo que el ambiente estaba inundado por un fuerte olor a gasolina. Sin embargo, las autoridades del plantel decidieron no suspender los exámenes que debían rendir los alumnos.

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Mauro Bedolla, mayor de la FAE, encargado del apoyo a la comunidad en la Base de Taura, se hizo presente en la escuela Doce de Octubre y dijo que la institución correrá con los gastos por los daños que causó el percance.

Habitantes de ambos recintos (Buenos Aires y Chiquita) coincidieron que los aviones de la FAE frecuentemente realizan sus vuelos de entrenamiento en la zona. Resaltaron que hace unos dos años sucedió un incidente parecido que tampoco dejó vítimas fatales.