El Tratado de Libre Comercio entre el país sudamericano y EE.UU. está en vigencia desde enero pasado y las expectativas siguen positivas. Nicaragua, El Salvador, Honduras, Guatemala, Costa Rica y República Dominicana aún deben pasar el filtro legislativo para entrar en el 2006.

Con escenarios y tiempos de negociación distintos, Chile y Centroamérica se han convertido en los nuevos laboratorios del continente en materia de tratados de Libre Comercio (TLC) con los EE.UU.

En Chile, el acuerdo se firmó en junio del 2003 y entró en vigencia en enero de este año, mientras Centroamérica lo suscribió en agosto pasado.

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Al país sudamericano le tomó alrededor de doce años llegar a un TLC con EE.UU., pero los tres últimos fueron decisivos. Publicaciones del gobierno chileno señalan que en la década del noventa  ambas naciones expresaron su intención de asociarse comercialmente, pero recién en noviembre del 2000 el anuncio fue oficial.

Así, de diciembre de ese año a diciembre del 2002, Chile pasó por 14 rondas de discusión y dejó al final los temas agrícola, ambiental, laboral y de propiedad intelectual.

Al término, las expectativas fueron positivas. El Ministerio de Comercio Exterior de ese país estima que los embarques de Chile hacia EE.UU. pasarán de $ 3.925 millones a $ 8.261 millones y que en los primeros diez años del TLC se crearán unos 100.000 empleos.

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Sin embargo, entidades como Chile Sustentable estiman que el acuerdo no es conveniente porque reducirá los fondos públicos por baja de aranceles y estos deberán ser compensados por los chilenos pagando más impuestos. 

Pero Alejandro Ruiz, director del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad de Guayaquil, cree que el proceso de desgravación arancelaria no será traumático. “Tener un arancel común del 10% en las mercaderías procedentes del exterior desde hace algunos años minimiza el impacto”, dice.

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El TLC Chile-EE.UU. cita que en 12 años el comercio actual y futuro de los dos países tendrá arancel cero. Aunque desde el 1 de enero pasado, el 88,5% de los productos industriales y el 84% de los agrícolas que vende Chile a EE.UU. se liberaron de impuestos.

En Centroamérica, las negociaciones del TLC (Cafta por sus siglas en inglés) empezaron en enero del 2003. Nicaragua, Honduras, Guatemala, El Salvador y Costa Rica participaron en nueve rondas.

Pero en diciembre del 2003, cuando se anunció el cierre del acuerdo, Costa Rica se retiró y pidió tiempo para tratar temas sensibles (agrícola, telecomunicaciones, seguros).

La Federación Nacional de Cooperativas Agropecuarias de Nicaragua sostiene que esa actitud generó incertidumbre en el resto de países sobre los términos negociados. “¿Cómo es posible que lo que no conviene a Costa Rica (con mejor situación económica) le convenga a Nicaragua?”, expresó.

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Santiago Ruiz, catedrático de la Universidad de El Salvador, opina que EE.UU. aseguró la participación de sus empresas en licitaciones para compras gubernamentales. “El costo social es superior a los beneficios que se pueden esperar del TLC, por nuestras condiciones de subdesarrollo y dependencia”, dice.

Tras dos rondas adicionales (11 en total), Costa Rica logró su acuerdo en enero pasado. Retirará aranceles a la mayoría de sus agroalimentos en plazos de hasta 15 años. República Dominicana fue invitada a integrar el Cafta a inicios del 2004 y tuvo tres rondas para cerrarlo antes de agosto, cuando las seis naciones firmaron el TLC. La idea es que entre en vigencia el 2006.