El Presidente gasta $ 5.674 en cuñas de 74 segundos para aclarar ciertas “verdades a medias”, lo mismo que su gobierno invierte todo el año en educación de 44 niños ($ 127 por cada uno).

Según la agrupación Participación Ciudadana, el Presidente gastó $ 301.912 en 19 días de promocionar sus obras y candidatos, lo que su gobierno invierte mensualmente en pagar los sueldos iniciales de más de 1.500 maestros.

El Gobierno gastó alrededor de $ 13’000.000 en organizar el concurso de belleza Miss Universo, mucho más de lo que invierte en la educación de 100.000 niños.

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El Presidente ahora pretende gastar, en una irresponsable maniobra politiquera, unos $ 35’000.000 no presupuestados en incrementar el Bono de Desarrollo Humano, más del doble de lo que su gobierno asigna a la alimentación escolar en un año para 1’300.000 niños; casi 17 veces más de lo que la Dirección Nacional de Servicios Educativos ha recibido hasta septiembre, para infraestructura escolar.

Somos en Latinoamérica penúltimos en calidad educativa general. Solo en el régimen Sierra 500.000 niños no pudieron matricularse este año; uno de cada dos adolescentes (49%) no se matricula en los colegios; el 90% de los niños de zonas rurales no accede a la educación secundaria...

La falta de educación incrementa los niveles de abuso y trabajo infantil, y es la causa principal de desempleo, pobreza y delincuencia. ¿Acaso la educación no determina el progreso e igualdad social de los pueblos? ¿Acaso existe mejor bono para el desarrollo que la inversión en educación? ¿Acaso el concurso Miss Universo nos hizo más competitivos que la educación en la era de la globalización?

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La educación debe ser política de Estado y prioridad de todo gobierno responsable. El Presidente juró respetar la Constitución, y esta dispone en su artículo 71 que el 30% del presupuesto general del Estado se destine a la educación. Este juramento no fue una verdad a medias, sino una gran mentira completa, pues el Gobierno solo asigna el 12,3% a ese fin.

A los politiqueros irresponsables no les interesa cambiar esto, ya que un pueblo sin educación es su mejor plataforma para llegar al poder.

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Ing. César Gabriel Ceballos H.
Guayaquil