Todos los movimientos que se desarrollaron durante el tiempo que duró la campaña electoral  significaron ingentes gastos para los partidos políticos, como fue la contratación de empresas publicitarias que se encargaron a su vez de contratar medios y canalizar la publicidad.

Se agregó a esos egresos la contratación de los que aglutinaron grupos que difundieron el mensaje de los candidatos a los electores. Fueron notorios la convulsión y el desorden que generaron esos movimientos, ya que habiendo tantos intereses de por medio en salir favorecidos con el voto, se recurrió a todo para llamar la atención, como fue la entrega de comida, juguetes, por parte de funcionarios del Gobierno, y otras ofertas como la vivienda barata.

Sería muy conveniente a futuro, para el sosiego de los que no intervenimos en política, que el Tribunal Supremo Electoral imponga, por lo menos, una semana  antes de los comicios, la abstención de la actividad política pública a través de los medios, para que la ciudadanía se desintoxique de toda la propaganda que ha recibido durante varios meses.

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Roberto Arce Moreno
Guayaquil