Gran Bretaña defendió con firmeza el derecho de emplear embriones humanos para investigación médica, mientras el Vaticano respaldaba una prohibición total a la clonación humana en momentos en que miembros de las Naciones Unidas comenzaron el jueves un debate de dos días sobre este asunto controvertido. 
 
La comisión legal de la Asamblea General de las Naciones Unidas se reunirá de nuevo el viernes para discutir dos resoluciones opuestas: 
 
Una propuesta de Costa Rica solicita un tratado que prohibiría totalmente la clonación. 
 
Por su parte, la propuesta de Bélgica solicita un tratado que prohiba la clonación de bebés, pero permita a las naciones decidir sobre el uso de embriones para investigación, lo que muchos científicos consideran que podría llevar a nuevos tratamientos para enfermedades. 
 
El embajador británico ante la ONU, Emyr Jones Parry, señaló que su país estuvo entre los primeros en prohibir la clonación reproductiva cuando aprobó una ley de ese tipo en el 2001. 
 
Sin embargo, no podemos respaldar algún intento que prohiba o restrinja sin razón la clonación con fines de investigación, conocida como clonación terapéutica. Estamos convencidos de que la clonación terapéutica nos promete nuevos tratamientos para enfermedades degenerativas graves y que en la actualidad son incurables, añadió. 
 

Jones Parry ofreció la ley de su país   como un modelo para las Naciones Unidas o para cualquier otro país, sobre cómo prohibir la clonación reproductiva y a la vez autorizar la variedad terapéutica. 
 
El diplomático británico rechazó afirmaciones de que la clonación terapéutica exigiría una preparación interminable de embriones, al señalar que en mayo, Gran Bretaña instaló el primer banco de células madre. 
 
Por su parte, el arzobispo católico Celestino Migliore, el representante del Vaticano en la ONU, argumento que la distinción entre clonación reproductiva y terapéutica   parece engañoso, porque contempla el mismo proceso de clonación, aunque es diferente sólo en sus fines. 
 
Ambas formas de clonación son una falta de respeto a la dignidad del ser humano señaló Migliore, quien dijo que era imposible aplicar una prohibición en un tipo de clonación si se permite el otro.
 
   Asimismo, argumentó que la investigación con células madre adultas no despertaban cuestionamientos éticos y hasta ahora han resultado ser más prometedoras que la investigación con células madre de embriones.
 
     Podríamos decir que la elección no está entre la ciencia y la ética, sino entre la ciencia que es responsable éticamente y la ciencia que no lo es, añadió el Arzobispo.
 
   Las 191 naciones miembros de la ONU tienen derecho a votar sobre el tema, pero el Vaticano, que tiene un estatus de observador permanente, no tiene derecho al voto. La comisión no ha fijado una fecha para votar y tiene hasta el 10 de noviembre para hacerlo.