Los rescatistas buscaban el jueves sobrevivientes entre los escombros luego de que el tifón más sangriento en una década en Japón generó inundaciones y deslaves que dejaron un saldo de al menos 44 muertos y 36 desaparecidos.
 
El tifón, denominado Tokage, se dirigía al mar tras azotar Tokio y fue rebajado a la categoría de depresión tropical a las 9 de la mañana del jueves (2400 GMT del miércoles).
 
Se trata del décimo tifón que castiga a Japón en lo que va de este año y el que más víctimas provocó desde que en 1993 otro tifón mató a 48 personas.
 
Muchas personas murieron en deslaves desatados por las fuertes lluvias, mientras que otras perdieron la vida por las inundaciones o ahogados por olas gigantes a medida que Tokage, que significa lagarto en japonés, se dirigía hacia el noreste del país.
 
Unas 37 personas, la mayoría de ellas turistas ancianos, debieron pasar la noche en el techo de un autobús tras quedar varadas en medio de una inundación, antes de ser rescatadas el jueves por un helicóptero y un gomón.
 
Los rescatistas de la occidental región de Okayama revolvían los escombros de siete casas destruidas por un deslave con la esperanza de hallar sobrevivientes.
 
Entre los muertos hay tres personas ahogadas por olas de gran magnitud en el oeste de Japón. "Las olas vinieron y nos aplastaron", dijo una mujer que logró sobrevivir.
 
Tokio sufrió el rigor de los fuertes vientos y lluvias, pero no se reportaron grandes daños.
 
Durante lo peor de la tormenta, miles de personas debieron dejar sus casas y evacuarse en colegios y edificios públicos.
 
El secretario de la jefatura de gabinete Hiroyuki Hosoda prometió ayuda del gobierno a las zonas afectadas.
 
"Quisiera expresar de corazón mis condolencias. Tomaremos todas las medidas posibles", dijo el funcionario a la prensa.
 
Distintas tormentas e inundaciones han matado más de 100 personas en Japón este año y causaron pérdidas por cientos de millones de dólares.