Parece que nuestro Presidente estuviera en una matiné infantil dando palazos a la olla encantada. Ahora le acaba de tocar a jueces y magistrados de la Corte Superior de Justicia de Guayaquil.

Debería andar con mucho ciudado. Que no se olvide que el pueblo también se cansa. Ya se desmotró eso cuando ya son tres los ex presidentes que fugaron del país y que ahora alegan ser “perseguidos políticos”.

Si usted, señor Presidente salió favorecido con el voto de los ecuatorianos en su oportunidad, fue porque se pensó que iba a cumplir lo que ofreció en campaña: combatir la corrupción, mejorar el sueldo de los profesores, mejorar la situación de los jubilados del Seguro Social, eliminar el nepotismo, mejorar la salud.

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Díganos, ¿ha cumplido? Y todavía se atrevió hasta la semana pasada, a hacer campaña política, sabiendo que usted no lo puede hacer.

Empiece dando usted el ejemplo.

Susana Carrillo Arcentales
Guayaquil
Cualquier presidente de un país que ha sido elegido por una mayoría que creyó en él, ha de ser un verdadero conductor, con antecedentes limpios, que anteponiéndose a todo interés personal o de grupo (partido político) se dedique al bienestar del conglomerado que integra la nación, sin distingo, cobijado únicamente en el estandarte de la patria.

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Si ese es el concepto que tenemos del primer ciudadano de un país, creemos que separándose durante su período de gobierno, de todo vínculo con el grupo o partido político al que pertenece, se dedicará todo su tiempo a resolver los asuntos que demanda la importancia de su cargo; si esta actitud íntegra se advirtiera, sería honrado y respetado.

Caso contrario, será vilipendiado por el que en algún momento llamó “su pueblo”.

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Augusto Caicedo Pehovaz
Guayaquil