En el hospital de Solca se registraron 118 nuevos casos de enero a junio. El 2003 la cifra cerró con 256 afectadas.

El día mundial de la prevención del cáncer de seno se recuerda hoy con una realidad poco satisfactoria: el desarrollo de tumores malignos de mama continúa incrementándose en las mujeres del país.

La enfermedad es la segunda (en su tipo) de mayor incidencia en el sexo femenino, después del cáncer cérvico uterino.

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Las estadísticas del hospital de Solca en Guayaquil (Sociedad de Lucha Contra el Cáncer) son claras: desde 1990 al 2000 se registraron 1.671 casos de cáncer de mama en la urbe, con una incidencia de 14,4% con relación a la totalidad de cánceres, que alcanzaron los 11.611 en mujeres.

El promedio para esa fecha fue de 152 nuevas afectadas por año. Sin embargo, en el 2003 la enfermedad empieza su aumento y llegó a 256 casos con un índice de 17,7%. Y no es todo. De enero a junio de este año ya se han detectado 118 nuevos casos.

El doctor Luis Péndola, del área de mastología de Solca, dice que, en efecto, la enfermedad sigue en aumento, en parte porque existe más difusión y las personas acuden con mayor regularidad al especialista.

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Sin embargo, dice, ahora se presenta en un grupo más joven que hace diez años: entre los 28 y 40, cuando lo común es que se desarrolle después de los 55.

El problema pasa por una alteración de las células del tejido mamario, producida por factores genéticos, hormonales, los considerados de riesgo y por los estilos de vida de los pacientes, dice el galeno René Muñoz, mastólogo de Solca Quito.

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El profesional indica que las mujeres que han tenido su período menstrual a temprana edad (antes de los 12), la menopausia tardía (pasados los 55 años), no han tenido hijos o se han embarazado pasados los 30 años son más propensas. Al igual que quienes padecen de obesidad, fuman, toman y mantienen una dieta grasa.

“Si una mujer de Tailandia, donde la incidencia de cáncer es baja, va a vivir a EE.UU., dos generaciones después tendrán el mismo riesgo que una norteamericana a tener la enfermedad. Todo por los estilos de vida”.

Sin embargo, la línea hereditaria también incide. Según Muñoz, el factor genético influye en el 5 y 10% de los casos.

Muñoz explica que una mujer cuya madre haya tenido cáncer de seno tiene 1 ,7 más posibilidades de contraer el mal. “Si la adquirió antes de la menopausia, tiene tres veces más riesgo; si fue en los dos senos, cinco veces más, y si fue antes del climaterio y en ambas mamas tiene nueve veces más riesgo”, señala.

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Para Péndola la prevención es clave, más aún si existen antecedentes familiares. El control clínico debe hacerse cada tres años hasta los 39 y uno anual a partir de los 40 porque entre más temprano se detecte mayor será el tiempo de supervivencia.

Muñoz agrega que si se diagnostica con un tumor menor a dos centímetros y no hay ganglios, las posibilidades de que la paciente siga viva en 10 años es del 88%; en cambio, si está con metástasis es solo el 7%.

Tratamiento


Quimioterapia

Si existen tumores mayores a tres centímetros se aplican tres ciclos de quimioterapia y se mide la respuesta antes de operar. Algunas veces el nódulo desaparece o disminuye de tamaño, lo que da paso a un tratamiento conservador (se saca el tumor con un margen de tejido sano para no cortar el seno).

Cirugía

La mastectomía (amputación de la mama) se utiliza en último recurso si el tumor es demasiado grande. No obstante, en la misma cirugía se hace reconstrucción con prótesis o colgajos de piel.