A las 16h45 de ayer, mientras los vocales atendían a quienes  presurosos se acercaban a las juntas  a sufragar, antes que se cierre el proceso electoral, otros se ocupaban de buscar un  lugar  para pegar los  papelógrafos, sobre  los cuales  tenían que registrar los votos de los candidatos a alcalde y prefecto que contenían las urnas.

A las 17h00, cuando concluyó la jornada electoral, las integrantes de la junta 0392 de la parroquia Tarqui  ya tenían pegados los papelógrafos sobre las paredes de la facultad de Filosofía. Y de inmediato comenzaron el conteo. Una de ellas  revisaba las papeletas y decía en voz alta el nombre del candidato, mientras otra, con un marcador,  pintaba una rayita  en el papelógrafo.

En la junta vecina sucedía algo similar. Pero los papelógrafos estaban sobre las sillas y, más allá, sobre el piso. En todos los casos hubo que improvisarles un lugar.
Antes de las 18h00 los resultados de alcalde y prefecto estaban listos en la junta 0392, pero faltaban los de consejeros y concejales. Esos votos tenían que contarlos sin ayuda del papelógrafo.

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Dominique Korber, que era la secretaria, dijo que quizá terminarían a  las 21h00, pero un militar insistía que se apuraran porque justo en el lugar que estaban había poca luz y pronto llegaría la noche.

En la escuela República de Francia, de la parroquia Sucre, los papelógrafos se despegaban de las paredes, porque, según indicó una de las vocales de una junta,  las cintas que les proporcionó el Tribunal Electoral fueron pocas.

A Milena Lamboglia, presidenta de la junta 0396, de la parroquia Tarqui, el papelógrafo le pareció un método fácil. Para Wilmer Zambrano, en la parroquia Ximena, lo tedioso fue llenar las actas.