Hagamos buen uso de nuestro derecho democrático en las elecciones de este día, recordando cuando salgamos a sufragar que el voto es secreto y que podemos escoger a los mejores según nuestro criterio.

Hoy domingo hay que votar, vamos a hacerlo pero bien, caso contrario estaremos botando a la basura nuestro derecho.

Piensa en tu ciudad, provincia, país; no pienses en tu comodidad momentánea. Tu voto es valioso, no lo desperdicies.

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Tengamos el valor de tomar nuestras propias decisiones, teniendo presente aquella máxima que dice: “Escoge a tus amigos con prudencia, pues tendrás la tendencia a llegar a ser como ellos”.

Un voto razonado es en razón de la patria. Por lo expuesto, antes de consignar nuestro voto por tal o cual candidato, hagamos una “radiografía” de estos para saber con mejor juicio a quiénes vamos a apoyar, ya que en lo posterior nos podemos considerar cómplices y encubridores de lo que estos personajes hagan o dejen de hacer.

Analicemos a todos y cada uno de los candidatos a las diferentes dignidades y tratemos  de darles un valor específico en cuanto a su personalidad, para estar seguros de que son personas equilibradas, y que sí van a trabajar por el bien común. Propongo la aplicación de las siguientes variables: ¿Dónde vive? ¿De qué ha vivido toda su vida? ¿Tiene un plan de trabajo? ¿Está capacitado? ¿Tiene sus inversiones en esta ciudad? ¿Ha creado fuentes de trabajo? ¿Cómo logró acumular tanto dinero? Dice que representa a los pobres, pero, ¿vive como ellos?
¿De qué manera logró graduarse? ¿Cuál es su moral, ética profesional? ¿Merece mi amistad, simpatía, confiabilidad?

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Si lo hacemos así, nuestra conciencias estará tranquila y esperaremos que el tiempo nos dé la razón.

Que triunfen en este día de sufragio los mejores, y que desde este momento se despojen de la camiseta partidista y se pongan la camiseta de Ecuador.

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Alcides Maldonado
Quevedo

El país regresa hoy a las urnas sin la reforma política que Gutiérrez prometió con su vida, pero que como presidente ni se acuerda haber mencionado.

Nos volvieron a dar una nueva vuelta al carrusel o más bien a esa “rosca” que nos tiene mareados y hasta con ganas de vomitar.

Giramos en torno a un círculo vicioso donde políticos llegan al poder en gallada, y todo sigue igual: las listas en plancha, el voto como obligación y no como derecho, o sea solo se sufraga muchas veces por el certificado de votación; la violación impune del gasto electoral, la inequidad en la representación regional... Nos siguen dando más de lo mismo.

Por eso se deteriora la democracia ecuatoriana y la gente desencantada decide “votar con los pies” y emigrar.

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Paúl Tapia Goya
San Antonio, EE.UU.

Hemos escuchado cuentos sin fin, los del “gallo pelón”, los mismos de siempre.

Parece que a todos los políticos y candidatos les encanta creer que la gente come cuentos y no alimentos, especialmente cierto en época de elecciones.

Nos han dicho lo mal que la sociedad anda, que las escuelas no tienen pupitres, que hace falta una rebaja en las tarifas de transporte público, que en las casas hace falta arroz y azúcar, que el agua potable no es tan potable ni es tan agua... Y que todo eso es culpa del gobierno anterior.

“Es lo mejor que ha pasado en la historia ecuatoriana, señoras y señores, jovenes y demás aquí presentes.. “Si votan por mí y salgo electo, prometo que todo esto lo arreglo en un dos por tres”, han dicho.

“Tendrán escuelas con internet y pupitres nuevecitos; en sus casas lloverá el arroz, azúcar, café y pan; y además, no faltará el empleo”, también han prometido.

El pueblo entero somos fanáticos de los cuentos, de esos cuentos que se repiten de candidato en candidato, de los que nunca acaban, de aquellos que nunca se realizan, por lo menos hasta que, luego de estas elecciones de hoy, alguien comience un cuento mejor.

Xavier Cruz Ángel
Guayaquil

Todos los grupos políticos quieren sacar el mayor provecho del proceso electoral. Bajo este panorama, no fue extraño para el pueblo lo que estuvo sucediendo en el Congreso Nacional sobre el método de asignación de escaños para las dignidades seccionales y municipales, y que serviría para las próximas elecciones de diputados.

Considero que toda esta discusión y faltas de entendimiento habida entre los grupos políticos de mayoría y minoría han estado mal enfocadas, desde su inicio.

Si nuestras leyes permiten el voto individual en las elecciones para miembros de juntas parroquiales, concejales, consejeros y diputados, lo lógico habría sido, por ejemplo, si en una provincia se eligen siete consejeros, los siete candidatos que acumulen la mayor cantidad de votos sean elegidos, pertenezcan o no a un mismo partido. Aquí es donde nace el error de los movimientos y partidos de minoría, ya que se han enfocado a operaciones aritméticas que no tienen nada que ver con la realidad, ni con la voluntad soberana.

Si hubiésemos querido que las cosas cambien y los resultados electorales sean mejores para todos, lo más sencillo que se podría haber hecho era cambiar la forma de las papeletas de votación en las elecciones pluripersonales, de modo que cada papeleta constituya un listado de los candidatos, que pudiera ser en orden alfabético, junto con el logo del partido que auspiciaba la candidatura, para que por lo menos los electores se hubiesen tomado la molestia de saber por quién votaban hoy; no como en la actualidad que “rayan todo X” sin saber quiénes son los candidatos de X (equis), si no a lo sumo conocen a quien está en primer lugar de la lista.

Creo que adoptando esta medida se podría haber conseguido mejor representación para las minorías, y hubiese reflejado la voluntad popular de una mejor forma en los resultados electorales que en este día nos dejarán.

José G. Quintana Vera
Guayaquil