Cada día que pasa da pena ver al gran Ecuador. Sí, da pena por unos cuantos políticos que lo están llevando al despeñadero.

Muchos de los que votamos por el Gobierno lo hicimos con el propósito de empezar a liquidar la corrupción, pero, al parecer, lo que estamos viendo es que en lugar de eliminarla se está aliando, y ya forma parte de la misma.

Si nos damos cuenta, cargos públicos como en ministerios, Pacifictel, Andinatel, las “petros”, aduanas, universidades... están siendo dirigidos por ciertas personas que tienen cuentas pendientes con la justicia ordinaria, y los juicios están solapados (retenidos) por partidos políticos a través de jueces corruptos.

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Pero la osadía más grande de sinvergüenzas es que sus defensas las realizan manchando honores de personas calificadas como honestas, endilgándoles epítetos como “deshonestas”, etcétera.

¿Hasta cuándo ponen a personas así en cargos públicos importantes para que se llenen sus bolsillos?

Francisco R. Alcívar Villegas
Guayaquil

El ego es como la niebla. Mientras más nos preocupamos por satisfacer nuestro amor propio, la niebla se vuelve más densa y repercute mucho más en nuestra eficacia.

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En toda instancia de poder hay individuos que por su ninguna capacidad para dominar el ego buscan imponer su criterio subjetivo, utilizando la prepotencia y el terror o la fuerza.

En esta situación, el sentido de seguridad se convierte en inhabilidad, la agilidad se transforma en apresuramiento, la agudeza en fricción, el estado de alerta en estrechez de criterio, el control en rigidez; la valentía en estupidez, la perseverancia en resistencia al cambio, el encanto en manipulación, el poder en autocracia y la flexibilidad en ambivalencia.

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La arrogancia con la que suelen actuar los egocéntricos evidencia la falta total de liderazgo que los sumerge en un mundo de conflictos y desacuerdos, donde solo el “yo” es la única y última realidad.

Así, el refrán “Trata como quisieras que te trataran” sentencia la falta de racionalidad y equilibrio en el comportamiento de los que se entontecen con el poder.

El Presidente malgasta el importante tiempo de gobernar en aventuras politiqueras que lo único que hacen es hundirlo cada vez en el laberinto de su egoísmo, en la estulticia de preocuparse por saber quién ha hablado mal de él y de quiénes están amenazando su estabilidad.

Atormentarse con basura mental en lugar de propiciar con hechos que los ecuatorianos hablemos bien de él no es más que otra evidencia de personalidad impreparada para gobernar un país.

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Ciertamente que cada individuo tiene derecho a vivir y descubrir su propia experiencia, pero un presidente no puede darse el lujo de equivocarse.

Un presidente tiene que escuchar la voz de la experiencia. Siempre hay faros silenciosos dispuestos a prestar su luz; siempre hay personas llenas de historia, conocimientos y voluntad que pueden ayudar a escribir la historia y a pensar de mejor manera.

Ernesto Andrade Tamariz
Quito

Justamente en la fecha que se conmemoró otro aniversario de la Independencia de Guayaquil (eso fue el 9 de Octubre), la primera autoridad del país advirtió que el pueblo “puede quemar” la Corte Superior de la ciudad.

Viene a mi mente la figura de ese personaje que vivió hace muchos siglos y pasó a la historia por barbaridades como cuando mandó a incendiar Roma: Nerón.

Si mal no entendí, la idea de la quema del edificio es con los jueces dentro, pues se dice que la mayoría de ellos están comprometidos con una determinada tienda política que es dueña del país; pero, ¿quemándolos vivos se eliminará el mal?

El cambio que se requiere es de mentalidad, debe ser dentro de cada ser humano, que los encargados de administrar justicia no se vendan al mejor postor ni se comprometan ciegamente a cumplir las órdenes de determinados feudales; que haya una verdadera renovación de la Función Judicial, nombrando personas probas que no tengan compromisos con nadie.

El paranoico personaje de la época romana miraba cómo su ciudad ardía en llamas, mientras él hacía “gemir” su arpa.

Se debería primero meditar profundamente antes de lanzar al aire cualquier tesis, porque la persona que esgrime argumentos antojadizos podría pasar a la historia como el tristemente célebre Nerón.

Ab. Elvira Morla
Guayaquil

La sociedad ecuatoriana ha rechazado la pretensión de nuestro mandatario, coronel Lucio Gutiérrez, de someter al periodista Diego Oquendo, director de Radio Visión, a un testimonio juramentado que permita conocer las fuentes de información acerca de lo que fue una simple interrogación formulada al ex ministro de Bienestar Social, Acosta, sobre una posible colaboración económica de las FARC para la campaña electoral de dicho presidente, cuya respuesta fue negativa.

Iván Oña, secretario general de Comunicación, justificó ese propósito con el deseo de conocer la verdad. Esa intención se convierte en una amenaza y posible mordaza que se pretende imponer a los periodistas, frente a las noticias que difunden y que no son del agrado del Presidente.

Se olvida que los ecuatorianos tenemos derecho a informar y ser informados, porque nuestra Constitución en el artículo 23 literales 9 y 10, garantiza el derecho a la libertad de cualquier medio de comunicación, sin perjuicio de responsabilidades previstas en la ley. La persona afectada por publicaciones no pagadas hechas por medios de comunicación tendrá derecho a que estos hagan la rectificación en forma obligatoria, inmediata y gratuita.

Esa disposición garantiza el secreto profesional de los periodistas, porque realizan sus publicaciones ajustados a la ética profesional. Y como si fuera poco, la Carta Universal de los Derechos Humanos en su artículo 19 expresa que todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión, que incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones.

Gracias a la prensa podemos conocer cuanto ocurre en el territorio patrio y extranjero.  El periodismo ecuatoriano tiene un padre que honró nuestra historia de civismo y heroísmo, como fue el Dr. Eugenio de Santa Cruz y Espejo, quien vertió sus pensamientos libertadores en el primer periódico que salió a la luz con primicias de independencia del yugo español, denominado Primicias de la Cultura de Quito.

Los periodistas serios no son dignos de amenazas.

Lcda. Inés Salvador Guillén
Quito