Tuvo lugar un hecho histórico en San Cristóbal: por primera vez en una fecha eliminatoria hay un ganador, y ese ganador es Venezuela. Ni Brasil, ni Argentina, ni Paraguay, ni Uruguay... ¡Venezuela! Y a expensas de Ecuador.

El 3-1 final premia con justicia al vencedor y da la pauta real de lo que fue el partido. Venezuela siempre quiso, Ecuador no. Empataba a 1 por un disparate referil, que concedió un penalti inexistente a Franklin Salas (nuevamente el más incisivo jugador Tricolor).

Que era una noche errática, para el olvido, lo indica el insólito penal cometido por Kaviedes. Hugo Villaverde, sensacional zaguero de Independiente entre 1976 y 1989, se ponía furioso cuando un delantero de su equipo venía a “dar una mano” en el área. “No saben defender y por lo general hacen penales o goles en contra, son un peligro”, rezongaba. ¡Cuánta razón, Hugo!

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Las dos jornadas eliminatorias parecían haberse dado perfectas para Ecuador. Todos empates o derrotas de sus rivales directos por el tercer puesto. Era la noche ideal para hacer la gran diferencia y situarse tercero en la tabla de posiciones. No la supo aprovechar porque, en San Cristóbal, careció de actitud. La actitud que sí tuvo en el 2001, cuando fue a Bolivia sabiendo que tenía ganar y goleó 5-1. El verdugo fue el mismo que amargó a Emelec una noche de copas: Ruberth Morán.

En 1997 se perdió el boleto al Mundial de Francia por aquel 1 a 1 con Venezuela en Maracaibo. Es de esperar que este 1-3 no sea igualmente fatídico. En ningún momento Ecuador dio muestras de ser consciente de la notable oportunidad de escaparse en la tabla. Una pena.