Existen en el país dos grupos humanos que se diferencian clara y radicalmente, los que trabajamos por el interés personal, nuestra familia, nuestras empresas y nuestros empleados; y el otro grupo muy “especial”, que son los que “siempre velan” por los pobres, son “desinteresados” por el dinero, y tienen como único fin “servir” al país y a las causas nobles (el 90% de los políticos ecuatorianos).

Estos seres por “servir” a la comunidad buscan desesperadamente algún cargo público, contactos con el gobierno de turno, partidos políticos, y no tienen ninguna meta distinta a la que su vocación de servicio les impone, la cual es su fuente de inspiración y su destino.

¿Qué será lo que inspira a estas criaturas a cargar con esta “cruz” en nuestra patria, a estos seres que proliferan como ratones? Ellos sí entienden cómo aprovechar la economía para su bien personal; son seres sumamente inteligentes y muy capaces.

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Ejemplares más finos, nacen, crecen y viven en ese mundo selecto; otros, se hacen en el camino, emergen en campañas políticas, y también lo que les importa es llegar a algún puesto público que les permita vivir como reyes a costilla de los demás; son carismáticos, engañan cien mil veces a la gente, pero sus partidarios los siguen adorando.

Interesante sería que todos ellos dieran conferencias que nos ayuden a entender, a los que trabajamos silenciosamente toda nuestra vida, a manejar nuestras economías con el increíble éxito con que ellos lo hacen.

Políticos, ustedes merecen estar solo entre ustedes. No abusen de nosotros, pues nuestro país se cansará y los aplastará.

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Arq. Francisco Laso Ch.
Guayaquil

Una vez que están cerca los comicios electorales para las dignidades seccionales, vemos recorrer a candidatos con el fin de captar el voto. Unos son políticos de carrera, otros de tradición, algunos de formación, y otritos lo son de ocasión. Hay para todo gusto.

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Pero, por sentido común, quienes pretenden llegar a un cargo público de elección popular, deberían reunir al menos ciertos requisitos básicos que los conviertan en candidatos confiables: contar con una formación académica que garantice su desempeño en las dignidades por disputarse; tener vocación de servicio; ostentar una hoja de vida limpia, y si está acompañado un carisma innato, mucho mejor aún, su simpatía le sumará votos.

Pero no, estamos siendo testigos de la improvisación, el oportunismo y el desgaste de ciertos políticos, lo cual genera honda preocupación en quienes estamos conscientes de que la política juega un papel protagonista en la vida socioeconómica de una nación.

Favorable para el país sería la creación de una ley que conmine a los candidatos electos a cumplir con sus ofertas. Una buena parte del electorado ha caído en una especie de hastío con los de siempre, y de un tiempo a esta parte, con los candidatos de ocasión que ven en la política la plataforma ideal para obtener beneficio de ella en provecho propio.  ¡Pobre mi país!

Lcda. Meybol Villavicencio M.
Guayaquil

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