Tal decisión se debe a que la imagen financiera del Ecuador se ha fortalecido, una vez que el país se mantiene al día en sus compromisos con sus acreedores gracias a la estabilidad monetaria y a los altos precios del petróleo.

Apena, sin embargo, que no hayamos podido avanzar de la misma manera para mejorar nuestra imagen interna. Asistimos en estos días a una protesta de trabajadores del sector público que ya comenzó a paralizar áreas estratégicas de la administración pública. Se agudiza la pugna política entre la mayoría del Congreso Nacional y el Ejecutivo por la forma en que deberán repartirse las dignidades seccionales que se elegirán este domingo. El Ministerio de Bienestar Social se ha convertido en la agencia de caridad de un funcionario público con evidentes afanes proselitistas. Y una institución también internacional reportó que el Ecuador retrocedió cuatro puestos en su índice de competitividad, ubicándonos penúltimos entre los países andinos.

Qué bien que los bancos extranjeros evalúen mejor la situación económica y política de nuestro país; ojalá que los ecuatorianos pudiésemos hacer lo mismo.