A los periodistas deportivos de Gamavisión, eso de parecer socios fundadores del club de fans de Rodrigo Paz no les produce ningún escrúpulo. En el pasado lo apoyaron como dirigente deportivo, pidieron bautizar con su nombre el estadio de la Liga de Quito y hasta lo propusieron para presidente de la República. Vergüenza ajena daba verlos cuando lo encontraban en el fútbol y ensayaban sus mejores recursos de adulación para entrevistarlo, daba la impresión que de rodillas.

Hoy, como no podía ser de otra manera, los periodistas deportivos de Gamavisión, con Roberto Bonafont a la cabeza, son la punta de lanza publicitaria de la candidatura de Rodrigo Paz para la Alcaldía de la capital. Todo empezó con Bonafont proclamando sus buenos deseos de “Paz para Quito” durante los partidos de fútbol: “No me gusta la guerra, yo soy un hombre de paz”, decía, tratando de encubrir sus intenciones.

Ayer, para cerrar con broche de oro esta auténtica campaña paralela al disimulo, el candidato fue el invitado especial en el segmento ‘El otro lado del espejo’, que consiste en una entrevista tipo perfil, muy al estilo de Bonafont, con preguntas de alta inspiración lírica, metáforas de octavo grado y popurrí de temas clásicos que van desde La Traviata hasta las danzas húngaras.

Publicidad

“Rodrigo Paz: el grito de los marginados”, fue el panfletario titular elegido para la ocasión. Luego, Bonafont definió a su personaje como “un hombre que quiere cambiar su tierra y devolvérsela a los pobres”. Supongo que se trata de una licencia poética, como las tantas que pueblan esta declaración antológica del periodista: “Habló Rodrigo Paz y se cortó la respiración. Y se callaron la boca los políticos opositores, los cantores y los charlatanes de feria. Los amantes detuvieron sus amores y las moscas pararon su vuelo”. Me pregunto qué  espera recibir Bonafont a cambio de tanto verso.