¿No es justo tener una vida digna en Ecuador? ¿De quién depende, del Gobierno o de nosotros? Durante mucho tiempo he pensado en las respuestas a estas preguntas.

Gracias a las oportunidades que se me han presentado he podido viajar a  Estados Unidos y Canadá. Siempre he sido muy observadora de las distancias y diferencias que nos alejan de esos países bien llamados desarrollados, y me he dado cuenta de que el desarrollo de una nación no depende del gobierno, sino también de todos.

Si no fuera así, muchos migrantes no pudieran soportar la organización en esos países; por el contrario, se adaptan sin problema y someten a sus reglas. ¿Será acaso que parte de nuestra cultura ha sido exigir y no cumplir; recibir y no dar?

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Es momento de hacer conciencia y empezar a cambiar nuestra mentalidad, pero, ¿qué debemos hacer para aumentar nuestro autoestima? Considero que lo primordial es la preparación, educación, disciplina, respeto y amor que debemos tener nosotros mismos, y eso se refleje en nuestras acciones hacia nuestra ciudad.

Todos debemos contribuir para transformar nuestro Ecuador. El Gobierno funciona como receptor de ideas, proyectos y en ciertos casos, facilita financiamiento, pero  nosotros somos los llamados a ejecutarlos con liderazgo, lealtad y luchar para que estos se cumplan y mantengan sin desmayar, ya que al inicio seremos pocos, pero luego seremos muchos los que nos beneficiemos. El secreto del éxito no es lograr algo, sino mantenerlo y reproducirlo.

Lcda. Loretta de Bustamante
Huntington, EE.UU.